Abrirán primer hotel boutique con vista directa al Forestal

<P>Ubicado en un estrecho espacio en Ismael Valdés Vergara, este inmueble comenzará a funcionar en agosto, con 44 habitaciones. </P>




El año 2009, el ingeniero Jorge Pinochet y su socio buscaban un terreno para emprender un negocio. Querían que estuviera cerca del Metro; era el único requerimiento. Un año se demoraron hasta llegar al más indicado: un inmueble de tres pisos ubicado frente al Parque Forestal, en la calle Ismael Valdés Vergara.

Estaba en mal estado, y como no tenía ningún valor patrimonial, pudieron demolerlo y partir de cero.

El hotel está listo y los dueños eligieron agosto para inaugurarlo bajo el nombre de Ismael 312.

Será el primero en su categoría que tenga vista directa al Parque Forestal y no sólo tendrá acceso por la calle que le da el nombre, sino que también por Monjitas.

Los dueños señalan que pronto adquirirán el sello "boutique" (ver recuadro), que fue lanzado en abril pasado por Sernatur y que especifica las características de este tipo de alojamiento. "Este estipula que debe tener atención personalizada y una propuesta conceptual tanto a nivel arquitectónico como en el diseño interior. Eso y que no tengan más de 90 habitaciones", afirma el secretario ejecutivo de Fedetur, Eugenio Yunis.

Características

Ismael 312 tendrá 44 habitaciones, cada una de 25 m2, y su valor por noche será de US$ 200.

"Apunta a turistas de un segmento socioeconómico alto que vengan a trabajar o de vacaciones y quieran estar al medio de la ciudad, cerca de polos gastronómicos y entretención bohemia", explica Pinochet.

¿El costo total del proyecto? US$ 7 millones.

El diseño del edificio estuvo a cargo de la oficina del arquitecto Rodrigo Larraín. A su juicio, uno de los principales desafíos fue desarrollar un proyecto que no rompiera la línea del barrio. "El sector estaba construido por arquitectos reconocidos de distintas épocas y proyectamos un edificio contemporáneo", asegura.

El arquitecto asegura que lo que querían era cambiar la lógica del lugar y permitir que hubiese transparencia entre las dos calles que dan acceso al hotel. Por eso el primer piso es de vidrio y permite unir visualmente ambos lados.

La decoración interior estuvo en manos de Marcial Cortés Monroy, uno de los socios de Arbol de Color. "Apostamos por un diseño urbano. Quisimos darle un lineamiento de lenguaje cultural con presencia de grafiti y otras muestras de la ciudad. Construimos lenguaje que no esta en el mercado", dice Cortés Monroy.

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