Accidente aéreo cobra la vida de dos miembros del grupo Halcones de la Fach

<P>Avión de la cuadrilla de alta acrobacia se estrelló en Quintero a 100 metros de la pista de aterrizaje.</P>




Un fuerte estruendo escucharon los vecinos de Quintero en la mañana de ayer. Un accidente aéreo, protagonizado por un avión Extra 300 L de la escuadrilla Los Halcones de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) que se precipitó a tierra rompió la habitual tranquilidad de la ciudad costera. Cuatro de los cinco aviones de los Halcones se encontraban en la base de Quintero. Tres ya estaban haciendo acrobacias, mientras el cuarto despegaba para chequear la "performance". Este último, y por causas que se están investigando, se precipitó a tierra. La tragedia costó la vida al piloto y capitán de bandada Eduardo Varas de la Fuente (32) y de Cristián García Flores (47), suboficial y mecánico de aeronaves del grupo de alta acrobacia. De manera oficial, la Fach informó que el hecho ocurrió a las 10.30 horas en un vuelo de rutina de la nave de origen alemán (2003) que la compañía fabricante recomienda realizar en forma periódica. La explicación la entregó el comandante de la segunda Brigada Aérea de la Fach, René Sánchez. "Se trataba de un vuelo rutinario", insistió.

Vargas nació en San Vicente de Tagua Tagua. Soltero, llevaba 14 años en la institución. Había participado en misiones de paz en Haití y fue piloto de helicópteros. Su acompañante, con 27 años de carrera, dejó una esposa y dos hijas universitarias. "No tenemos exactitud de la causa y esa es la razón de la investigación", aclaró el alto oficial, que agregó que la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos de la Fach y la Fiscalía de Aviación están indagando si el accidente se debió a una falla mecánica o humana.

Según los primeros antecedentes de la investigación, el hecho ocurrió 100 metros al sur de la pista de aterrizaje de la base Quintero, dentro del mismo recinto militar -que posee una superficie de 350 hectáreas- y no en el área rural.

Otro antecedente proporcionado por la Fach fue el relacionado con la experiencia que tenía el piloto. El uniformado contaba con 550 horas de vuelo dentro del grupo de acrobacia y un total de 1.850 horas de vuelo en general dentro de la institución. Era uno de los "halcones" que había terminado su formación más recientemente (en 2010) y ocupaba el número 5 o "Sólo" como posición de su aeronave en el grupo.

Conmoción

El accidente impactó a las poblaciones vecinas a la pista de aterrizaje de Quintero, la que cruza de norte a sur la ciudad. Osvaldo Aragón, quien reside en el sector de Loncura, contó que "a las 9.45 horas se comenzó a escuchar un gran ruido de aeronave y mucha gente salió a ver. De repente hubo un silencio total que llamó la atención. Luego nos enteramos de lo que había sucedido". El vecino añade que el hecho se dio fuera del área donde hay casas y que "estamos acostumbrados al sobrevuelo de aviones, por lo que no existe tanto temor".

Angélica Díaz, comerciante local, agregó que "es terrible que una aeronave pueda caer sobre alguna casa. Creemos que las autoridades deberían tomar en cuenta nuestra ubicación para las instalaciones que hacen", dijo.

En tanto, Miguel Barrera, quien reside en las inmediaciones del lugar hace 56 años, sostuvo que "esto nunca había sucedido. Estamos acostumbrados a que haya ejercicios e incluso ver las acrobacias que se realizan en el borde costero, pero nunca había sucedido nada así. Se quiere ampliar esta base a nuevas operaciones de aviones. Eso debería ser revisado por las autoridades, pues hay habitantes que podrían verse afectados".

Profesionales

Eduardo Varas de la Fuente ingresó a Los Halcones hace cuatro años y participó al menos en 70 exhibiciones aéreas, en Chile y el extranjero.

De hecho, hace poco participó en la celebración del Centenario de la Fach: fue parte del plan "Puertas Abiertas" que se realizó en Pudahuel, donde Los Halcones muestran a la comunidad los detalles de las aeronaves. Varas ya había escapado de la muerte. En julio de 2009 protagonizó un accidente cerca del Mercado Mayorista de Lo Espejo (ver recuadro).

Según el conserje de su edificio en Providencia, Luis Fernández, el joven capitán "vivía sólo y a veces lo acompañaba su polola y amigos. Era muy respetuoso con los vecinos. Le gustaba ir al campo a comer asados. Lo vi por última vez hace dos días", cuenta. Carolina, una de sus hermanas, agregó escuetamente y entre lágrimas que "él siempre quiso ser Halcón". Varas residía algunos días de la semana en Quintero, en las instalaciones militares.

También entre lágrimas, Sergio Ruiz, amigo hace 24 años del suboficial García, sostuvo que "Cristián entendía que había riesgos, pero tenía claro que eran aviones controlados y supervisados por él mismo. El amaba su institución. Su trabajo era que la escuadra estuviera al ciento por ciento para las presentaciones".

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