Acrobacias del parkour atraen a jóvenes chilenas
<P>Deporte urbano consiste en saltar obstáculos como bancas y muros. El fin es aumentar la seguridad en sí mismas. </P>
Belén (19) estudia Veterinaria, pero todos los sábados salta bancas, basureros, barandas y muros. Esa es la ciencia del parkour: avanzar y sortear los obstáculos que el camino ponga. Hace cuatro años, cuando este deporte urbano creado en Francia llegaba a Chile, casi no se veían chicas en los entrenamientos. Hoy, como Belén, cada vez son más las interesadas.
Carolina fue una de las primeras chilenas que hizo parkour, en 2005. En esa época, relata, a muchos les parecía extraño que hubiera una niña entre tantos hombres. "Ahora se está masificando, incluso hay un grupo de chicas en Rancagua", cuenta.
Belén es compañera de Carolina en el "team" 123 Parkour. Llegó en 2008 buscando un deporte distinto al resto y se define como "aperrada", del tipo de chica que se iba en bicicleta al colegio. Explica que para practicarlo lo más importante es controlar la fuerza y entrenar la resistencia.
Aunque los efectos físicos no tardaron en llegar -mayor resistencia al subir escaleras y la fuerza y tonificación de brazos y piernas-, dice que saltar los obstáculos tiene un significado mayor: "Aumenta la seguridad en ti misma, te vas dando cuenta de que eres capaz de hacer cosas que jamás pensaste que podías hacer".
No es un juego
El parkour se hizo popular en Chile hace dos años, cuando apareció en YouTube el video de un joven que saltó el torniquete del metro y, cual juego de plataforma, aterrizó en el techo de un tren y luego llegó al piso del andén.
A menudo estas chicas tienen que lidiar con los reproches de la gente que pasa por plazas, parques o salidas de estaciones de metro, sitios donde entrenan, cuenta Carolina (17), estudiante de cuarto medio. "Dicen que no hagamos desorden o que no somos buen ejemplo para los niños", dice. De hecho, todas comparten la experiencia de haber tenido que convencer a sus mamás de que no harían actos riesgosos como saltar de un edificio.
Aunque aterrizar desde un tercer piso en el parkour es algo que con entrenamiento se puede lograr, no funciona de un día para otro. Saltar bien una baranda o un muro significa un entrenamiento de meses.
"Hay que tomárselo con responsabilidad. Cuando sé que algo no lo puedo hacer, no lo intento", explica Carolina.
Para esto, lo primordial es ir limpiando los movimientos hasta que salgan muy naturales. Y para eso el principal desafío es lograr una buena amortiguación. Aprender a caer de forma liviana al piso, casi sin hacer ruido. "Si no, es muy probable que te esguinces un tobillo", explica Macarena (17), quien practica parkour en Rancagua. Sólo después de llegar a ese punto se pueden empezar a practicar saltos más arriesgados.
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