Acusan a la CIA de hacer interrogatorios "brutales e ineficaces" a sospechosos de terrorismo

<P> Así lo determinó un informe del Comité de Inteligencia del Senado, sobre los programa de interrogatorios tras el 11/9. </P>




En marzo de 2002, Abu Zubaydah fue el primer detenido de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el marco de lo que se conoció como "guerra contra el terrorismo". Tras su captura en Pakistán fue trasladado a una de las instalaciones de la agencia en Tailandia, donde fue sometido, por días o semanas, a técnicas de interrogatorio que consistieron en "golpes" y "murallazos", es decir, azotes contra una pared. Eso se combinaba, frecuentemente, con "privación del sueño", que implicaba estar despierto durante 180 horas, usualmente de pie o en posiciones de estrés. La técnica de asfixia simulada, en la cual se sumerge la cabeza de la persona hasta que casi no puede respirar, provocó que Zubaydah no respondiera y que de su "boca completamente abierta, salieran burbujas".

Esa es uno de los recuentos del programa llamado "técnicas de interrogatorio mejoradas", desarrollado entre 2002 y 2006 a sospechosos de terrorismo, tras los ataques de 2001 y utilizados por la CIA, que fueron dados a conocer ayer en un informe realizado por el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense. "Los interrogatorios de los detenidos de la CIA fueron brutales y mucho peores que lo que la CIA había dicho a los legisladores y a otros", señaló el informe.

El documento de 525 páginas, que incluye párrafos enteros cubiertos por una tinta negra para proteger información confidencial, apunta que la CIA impidió que el Congreso y la Casa Blanca tuvieran acceso a información sobre lo ocurrido. Los brutales métodos de interrogatorio "no fueron una forma eficiente de adquirir información precisa u obtener la cooperación de detenidos", señala el documento, que sin embargo apuntó que la CIA insistía en la eficacia del sistema. El estudio del Senado también denuncia que la CIA "no llevó un conteo profundo o preciso del número de personas que detuvo".

El informe realizado entre 2009 y 2012 fue finalmente publicado pese a que el secretario de Estado, John Kerry, advirtió sobre el impacto negativo que podría tener para los intereses estadounidenses en el mundo. De hecho, ayer las fuerzas militares estadounidenses estaban en "estado de alerta máxima".

El documento contiene duras revelaciones sobre el programa secreto que puso en marcha el gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009) para interrogar a las personas consideradas sospechosas de tener vínculos con Al Qaeda, después de los ataques del 11 de septiembre. Sin embargo, desde que llegó al poder en 2009, el Presidente Barack Obama trató de distanciarse de las estrategias aplicadas por el gobierno anterior y ayer afirmó que la tortura es "contraria a los valores" que defiende el país.

Dirigentes del opositor Partido Republicano cuestionaron la divulgación y el costo excesivo del informe (US$ 40 millones). Dick Cheney, quien fue vicepresidente de Bush, defendió vigorosamente la crudeza de las técnicas utilizadas para interrogar a los sospechosos, argumentando que ellas eran "totalmente justificadas".

Polonia es uno de los países mencionados en el informe como anfitrión de lo que se conoció como "sitio negro". Sobre este asunto, la primer ministra polaca, Ewa Kopacz, dijo ayer que espera que esto "no dañe las relaciones entre Polonia y Estados Unidos". También señaló que había compartido su opinión con el presidente Obama cuando hablaron ayer por teléfono.

Según el profesor de Ciencias Polícias de la Universidad Loyola en Chicago, John Allen Williams, "el informe tendrá consecuencias negativas serias para las relaciones de EE.UU. con países que sintieron que debieron cooperar a comienzos de la 'guerra contra el terrorismo'". "Estas relaciones ya están fatigadas por la filtración de información, pero tener un reporte oficial con denuncias tan serias y controvertidas puede ser mucho peor", dijo a La Tercera el analista.

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