Al filo de la oscuridad

<P>Director: Martin Campbell.</P> <P>Con: Mel Gibson, Ray Winstone, Danny Huston.</P> <P>País y año de producción: Estados Unidos/ Gran Bretaña, 2010.</P> <P> Género: suspenso.</P> <P>Sitio oficial: www.edge-of-darkness.warnerbros.com</P>




Qué lejos estamos del justiciero solitario encarnado por Charles Bronson en El vengador anónimo. En esa cinta de 1974, las fuerzas del mal que destruían la paz de un hombre de familia eran pandilleros y marginales. Frente a un Estado impotente, el hombre común debía salir a las calles a restaurar el orden.

En Al filo de la oscuridad, el enemigo es una megacorporación. No es el único cambio relevante en esta nueva pieza del subgénero: el héroe esta vez es un policía llamado Thomas Craven, y lo que gatilla su reconversión en ángel vengador es la muerte de su hija a manos de sicarios privados.

En un primer momento, sus compañeros piensan que el asesinato es un error y que la joven recibió balas que eran para su padre. Pero una serie de pistas le pone sobre las huellas de una conspiración que su hija estaba a punto de descifrar.

No hay novedades en el argumento, pero lo interesante del trabajo del director Martin Campbell (Casino Royale) está en los detalles y, sobre todo, en la cancha libre que le da a su estrella: no es poca cosa haber recuperado para el género a Mel Gibson, uno de los pocos actores vivos capaces de generar la empatía y autoridad que necesita un héroe de acción.

Gibson interpreta a un personaje terminal. Al igual que el sanguinario exmilitar de Hombre en Llamas (2004) y el diplomático humanista de El jardinero fiel (2005), Craven no avanza hacia la redención, sino hacia la nada. Más allá de los contornos pulidos y eficientes que exhibe como cine policial, Al filo de la oscuridad es una de las cintas más oscuras y descreídas que se hayan estrenado en meses.

Campbell y Gibson convierten a su protagonista en algo más que un simple vengador: es un hombre que se da cuenta en pequeñas señales -como ese magnífico gesto de buscar en su cintura un arma que no está allí- que su tiempo ha pasado. Después de haber sido parodiado sin cuartel durante las últimas décadas, este héroe vuelve para comprender lo que nosotros ya sabemos: que el pistolero solitario siempre fue una broma y que los verdaderos villanos nunca son castigados.

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