Albert Brooks gira de la comedia al drama con su última película

<P>El actor es el antagonista de Ryan Gosling en la cinta <I>Drive</I>. </P>




Diez minutos y ya. Ni el actor ni la crítica precisaron más que eso. Unas pocas escenas bastaron para que Albert Brooks (64) dejara su huella en Drive, sofisticada cinta de acción que llegará en abril a las salas chilenas, las mismas que fueron más que suficientes para los críticos y jurados que han celebrado su interpretación, haciendo que el nombre del comediante se haya vuelto uno de los más recurrentes de la presente temporada de premios. Ha sido elegido mejor secundario por el de Nueva York, el de Boston, el de Austin, el de Chicago, el de Austin y varios más. Además, se ha hecho de premios de prestigio como un Satelite Award y ha acumulado un sinfín de nominaciones. La de los Globos de Oro fue la más célebre, aunque el premio mayor se lo llevara Christopher Plummer por Beginners.

Como sea, tiene un caudal de laureles fácilmente interpretables como una pista ancha y despejada para llegar el próximo 26 de febrero a la ceremonia del teatro Kodak en busca de un Oscar. Postuló a él hace más de dos décadas, también en calidad de actor secundario, por su rol en Detrás de las noticias, de James L. Brooks. Allí hizo un personaje inseguro y algo neurótico, en un registro que se le dio fácil desde siempre: la comedia.

Lo de ahora es otra cosa. Drive es un drama con todas sus letras, un territorio antes inexplorado para el actor. En la película es Bernie Rose, un empresario californiano de rostro paternal que, de súbito, muestra un inimaginable lado violento. Su indolencia es capaz de convivir con un verosímil carácter amable, algo nada de fácil. En la némesis del personaje de Ryan Gosling, también de violencia contenida, pero en otro registro. Una de las tantas capas y sutilezas de un filme que a simple vista puede ser visto como una película de acción más, pero que, claro, no lo es.

Más que la transformación en pantalla experimentada por su personaje, a Brooks lo ha beneficiado el cambio de género. Sabida es la debilidad de la industria y los premios por los intérpretes que salen bien parados de una empresa poco habitual. Involucre pocos méritos interpretativos -como engordar, adelgazar o transformarse físicamente- o mayores hazañas dramáticas, como la que ha protagonizado Brooks, saltando, por esta vez, de la comedia al drama.

El actor no ha escondido su alegría y gratitud hacia el director Nicolas Winding Refn, que confió en él para un rol dramático importante, cosa que -remarcó con cierto humor en su conferencia en el Festival de Toronto- no hizo ningún otro americano. "Este es un papel que quería interpretar. Por años le dije a mi agente que buscaba tener un rol con otro tipo de personalidad. Lo mejor que puedes hacer como actor es darle a la gente algo que no se esperan. Eso es lo entretenido del asunto. Tuve antes reuniones con directores que se trataban de yo intentando convencerlos de que podía hacer algo así. Pero en este caso, Nicolas tomó la iniciativa, así que fue como decir, bueno, por qué no", le confesó al portal Hitfix.com.

No se sabe de próximas incursiones dramáticas de Albert Brooks y, de hecho, su próximo paso en la pantalla grande es su participación en This is 40, lo nuevo de Judd Apatow. Una comedia, cómo no, el terreno conocido para él.

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