Alejandro Ros, el diseñador de discos más importante del rock argentino

<P>Su trabajo adorna las portadas de discos de Fito Páez, Gustavo Cerati, Soda Stereo, Mercedes Sosa, Bersuit, Babasónicos y Luis Alberto Spinetta, entre otros.</P>




Si un día Alejandro Ros amaneciera con su autoestima baja, le bastaría encaminarse a una disquería medianamente importante de una capital sudamericana para solucionar el problema. En unos minutos podría ver en lugares destacados buena parte de su currículum como diseñador gráfico, esparcido en las creaciones de música latina. Podría ver el perfil de Gustavo Cerati lanzando humo por la boca que ilustra el disco Bocanada (1999) y las medias caladas de la portada del trabajo que, en 2002, hizo famoso al proyecto Bajofondo Tango Club. También podría ver a Julieta Venegas vestida de novia en la tapa del superventas (2003), o la foto de Mercedes Sosa para su último disco en vida, Cantora, de 2009, que le significó un Grammy Latino por el Mejor Diseño de Empaque.

"No me pasa nada con los premios, los tengo todos en un armario", dice el argentino de Tucumán, que estuvo en Santiago, invitado por la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo y que en paralelo a su trabajo editorial, se ha elevado como el profesional más reconocido en el arte de los discos de la escena argentina.

Su historia parte cuando, recién egresado de la primera generación de diseñadores gráficos de la Universidad de Buenos Aires, conoció a Daniel Melero trabajando en el estudio de una amiga diseñadora. "En el estudio trabajábamos para Melero, que venía de producir Canción animal, de Soda Stereo. Ahí hicimos un par de trabajitos más pequeños, hasta que me llamaron para algo más importante".

El corazón celeste sobre un fondo rojo de la portada de Dynamo, disco que Soda Stereo publicó en 1992, fue la primera carátula importante del hombre que también ha elaborado la imagen de discos de Babasónicos, Luis Alberto Spinetta, Miranda!, Sandra Mihanovic, Divididos y sus amigos Fito Páez y Juana Molina. "Cuando empecé a hacer tapas quería hacer cosas especiales, pero las compañías no querían gastar más porque vendían mucho. Ahora es al revés, prefieren que los discos tengan algo especial, porque los discos están en decadencia, no se venden más, es casi un asunto romántico. Hoy cobro bien, pero antes cobraba más", comenta, justo antes de sacar de su mochila la foto de tapa del esperado próximo álbum de Vicentico. Allí, el hombre al frente de Los Fabulosos Cadillacs aparece con un enorme perro en brazos, con una fábrica de fondo y un platillo volador puesto en el cielo.

Amor amarillo, la primera grabación solista de Gustavo Cerati, es uno de sus trabajos más recordados, al romper con la regla de poner fotos de los artistas en las tapas de los discos. Para ese álbum, la tapa muestra dos tonos de amarillo con un orificio en el centro. "Amor Amarillo es uno de mis favoritos, tiene un trabajo muy rico conceptualmente. Gustavo es un tipo muy chispeante, siempre apuesta a más, quería sobresalir, jugarse por lenguajes nuevos y a mí me gustaba ir por ese camino", comenta Ros, quien, aprovechando su paso por Santiago, hizo el arte del segundo disco de la chilena Javiera Mena, con quien colaboró para su debut, Esquemas juveniles, en 2006.

¿El método? "Los artistas me pasan el disco, lo escucho y les voy proponiendo ideas, nunca me arranco solo, cada paso lo vamos dando juntos. Generalmente, al principio del proceso se me ocurre un montón de cosas que voy traspasando a collages de imágenes muy feos que luego van tomando forma. Después pasan semanas en que puedo no hacer nada, hasta que vamos avanzando con el artista. Lo ideal es trabajar con tres meses como mínimo", dice el diseñador que en su abultado currículum figura con trabajos para MTV, libros de Maitena y Roberto Pettinatto y varias revistas. Actualmente, combina el trabajo en carátulas con el rol de ilustrador de portadas de suplementos del diario argentino Página 12.

¿A quién te gustaría hacerle una carátula?

-Mmm. Soy muy fan de Madonna. Sus dos últimos discos son buenísimos, pero lástima que tiene puras tapas horribles.

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