Algas que devoran CO2 y crean combustible
<P>Una nueva generación de sistemas que se alimentan de dióxido de carbono produce 20 veces más biomasa que sistemas basados en cultivos como el maíz. Representan la solución más prometedora a corto plazo para controlar los gases causantes del calentamiento global. </P>
DENTRO de algunos años, cuando usted maneje su auto, viaje en avión o utilice combustible en cualquiera de sus formas, sus emisiones o "huella ecológica" podría ser negativa. El procedimiento es simple: hacer crecer algas que utilizan el dióxido de carbono concentrado en la atmósfera como alimento. Una vez que se han "alimentado", se utilizan para elaborar biocombustible y otros subproductos, mientras el CO2 se extrae como residuo para ser sepultado en un lugar seguro.
Hasta ahora, vegetales y plantas como el maíz o la soja han sido la principal fuente para elaborar biocombustibles, que tienen el mismo potencial que el petróleo o la gasolina para mover un auto o echar andar una fábrica, pero con la ventaja de que sus emisiones de dióxido de carbono son menores. Lo que viene en adelante, sin embargo, es mucho más prometedor: el uso de algas que, de manera natural, devoran las sustancias contaminantes de la atmósfera.
No es todo. No sólo eliminan parte del dióxido de carbono causante del calentamiento global, también producen 20 veces más biomasa por día que los vegetales empleados hasta ahora, crecen más rápido, se pueden cultivar en cualquier superficie y por cada barril consumen cerca de dos toneladas de CO2.
Son consideradas como la solución más realista en el corto plazo para controlar los gases causantes del cambio climático. Tanto, que ya se están desarrollando máquinas que simulan el mecanismo por el que actúan, capturando directamente el dióxido de carbono del ambiente.
Esta nueva avanzada de tecnologías para el desarrollo de combustibles busca superar algunos de los obstáculos de la producción de etano, hecho a partir de los residuos del maíz. Uno de los obstáculos es la gran demanda de energía que requiere su proceso de elaboración, lo que implica que al final, la reducción de emisiones equivalga apenas a entre 20% y 30% comparado con los combustibles fósiles. Se suma que necesitan grandes extensiones de tierra para producirse: en Estados Unidos, por ejemplo, se emplea el 40% de la producción total de maíz para abastecer el 8% del mercado total de combustibles.
Nueva energía
Las investigaciones que vienen probando en laboratorio nuevas formas para generar biomasa de manera más eficiente partieron hace algunos años. Y una de las más efectivas es la que se obtiene a partir de algas como la cianobacteria, una opción que comienza a ser desarrollada en diversas plantas que planean iniciar la explotación comercial a partir de 2014. La ventaja no sólo es el rápido crecimiento de esta microalgas, sino que son verdaderas "devoradoras" de CO2 que pueden ser cultivadas prácticamente en cualquier superficie con la infraestructura adecuada.
Es el caso de Bio Fuel System, compañía que está operando en Alicante, España. Si bien esta planta no extrae directamente del aire el CO2, está ubicada junto a una industria de cemento: para producir un solo barril de biocombustible requiere dos toneladas de CO2 que son capturadas directamente de las tuberías industriales (de la planta de cemento) antes de ser liberadas a la atmósfera. Se trata de una planta piloto que está generando 2,5 barriles al día por hectárea de alga.
Según estimaciones científicas, para reemplazar todos los combustibles fósiles se requeriría plantar un total de 35 millones de hectáreas de algas, lo que representa el 1% de las tierras dedicadas a pastoreo en el mundo. Tomando en cuenta que esta cantidad se obtendría de diversas plantas instaladas alrededor del mundo, el estudio señala que se podría conseguir una meta como esta en el corto plazo. Mientras se perfecciona la tecnología, la compañía obtiene dividendos a partir de subproductos del proceso, como suplementos nutricionales de omega 3 que se obtienen a partir de estos cultivos.
Otra opción que se está desarrollando es la de instalar los cultivos en el mar. La compañía Algae Systems, en EE.UU., está desarrollando una planta de varias hectáreas en la costa de Alabama, que entrará en funcionamiento durante este año.
Cálculos realizados por especialistas del Sandia National Laboratory, en ese país, estiman que se podría llegar a producir una cifra cercana a los 75 mil millones de litros de biocombustible por año, lo que equivale al 10% de la demanda global de combustible para transporte en el mundo. Todo el dióxido de carbono liberado sería entonces recuperado y reutilizado para generar más combustible.
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