Aliado del chavismo toma el control del último canal de TV crítico del gobierno

En 2001, su línea editorial llevó a Hugo Chávez a tacharlo de "enemigo de la revolución bolivariana". Y hace un par de semanas, justo antes de partir a la cumbre extraordinaria de Unasur en Lima, el entonces mandatario electo, Nicolás Maduro, lo acusó de "alimentar el fascismo en Venezuela". Para nadie era un misterio que Globovisión, el único canal de televisión abiertamente crítico al gobierno, tenía los días contados. Ayer, el economista y empresario venezolano Juan Domingo Cordero -que "tendría vínculos directos con sectores del oficialismo", según trabajadores del canal- se aprestaba a concretar la compra de la mayoría accionaria de la estación privada, en medio de dudas sobre si la televisora cambiará o no su línea editorial.

Leopoldo Castillo, rostro por 12 años de Globovisión y conductor del emblemático programa Aló, ciudadano, junto con anunciar que la venta del canal se realizaría ayer, también aseguró que durante la jornada se integraría a la directiva de la estación, de la que también formará parte Vladimir Villegas, hermano del ministro de Comunicación, Ernesto Villegas. A ambos se les unirá un tercer miembro, que será anunciado próximamente.

"Pasaremos de la época de la llamada resistencia, de ser la única ventana que llevaba la expresión de un sector de la población, a la transición hacia una nueva Venezuela", afirmó Castillo, quien advirtió que el día que no pueda expresar lo que piensa se irá. "En ningún momento hemos hablado... de suprimir programas de opinión", agregó.

En declaraciones difundidas por el canal tras el nombramiento, Villegas señaló que "cualquier cambio" que se haga, será "dentro de la continuidad del compromiso de Globovisión con la información". El nuevo director reconoció que "es un reto difícil, no es sencillo. Se trata de navegar en medio de un país muy polarizado, dividido, con una situación de animosidad política bastante complicada". Pero aseguró que los televidentes "van a tener acceso a todas las fuentes de información" y que no se va a "ocultar información" ni "privilegiar un sector por encima de otro".

El 11 de marzo pasado, el entonces presidente y accionista mayoritario de Globovisión, Guillermo Zuloaga -quien vive exiliado en Estados Unidos-, anunció que vendería el canal a Cordero, principal accionista de la compañía de seguros La Vitalicia y ex presidente de la Bolsa de Valores de Caracas. En una carta enviada a los trabajadores, Zuloaga definió a Globovisión como un proyecto económica, jurídica y políticamente "inviable", "porque estamos en un país polarizado y del lado contrario de un gobierno todopoderoso que quiere vernos fracasar". En sus propias palabras, luego de arriesgar hasta el capital de los accionistas para propiciar el triunfo de la oposición en las elecciones presidenciales de octubre de 2012, la estación quedó en una situación muy precaria; agravada, además, por los procesos judiciales pendientes y el inminente vencimiento -en 2015- del permiso de transmisión.

Zuloaga dijo que tras la venta "pondrá su renuncia al canal y continuará un tiempo más para la transición". Asimismo, destacó que, "hasta ahora, no está planteado un cambio en la parrilla de programación actual".

Pero Carlos Correa, director de la ONG de defensa de la libertad de expresión Espacio Público, es pesimista. En declaraciones a la agencia AFP aseguró que "esta venta traerá una reducción de la diversidad y pluralidad en el conjunto de los medios del país. "Está claro que los nuevos dueños cambiarán la línea editorial y la oposición perderá un espacio para expresarse", agregó.

Sobre el posible cambio de línea editorial, la diputada opositora Delsa Solórzano se mostró esperanzada. "Lo que se ha dicho hasta ahora es que los trabajadores, reporteros, camarógrafos, editores, seguirán trabajando ahí, y mientras ellos estén no nos van a quitar Globovisión", aseguró.