Allende en su laberinto




Señor director:

El  jueves se estrenó la película “Allende en su laberinto”,  y el mismo día apareció una entrevista de su director, Miguel Littin, en el sitio web de uno de los canales nacionales de televisión. En ella señala que “si el cine no sirve para activar la conciencia de la memoria no sirve para nada”.

Como ex estudiante de cine siempre me impresionó la obsesión panfletaria que tienen algunos realizadores chilenos, llegando al punto de la denigración de todo aquel material que no se condiga con aquella “misión pura” que ellos creen debiese tener el medio. De esta forma, obras de grandes realizadores nacionales que no han sido contaminados por ideologías con olor a naftalina, son constantemente menospreciadas por esa vieja escuela y quienes se consideran sus legítimos herederos.

Aristóteles sostenía que el arte es la realización física de una idea pura, por consiguiente, podríamos decir que el arte lo es por sí mismo, y no en función de una causa. Quizás si el señor Littin reflexionara un poco sobre esto, se daría cuenta de que su instrumentalización política e historiográfica del cine no es mejor que la del empresario que hace uso de éste para obtener una ganancia económica.

Francisco Donoso Ariztía

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.