Análisis profundo para reformular la PSU

<P>Para evitar que aumente la brecha educacional y facilitar que quienes tienen aptitudes lleguen a la universidad, es necesario reformar este instrumento.</P>




EL MARTES se dieron a conocer los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) 2011. Este año, el proceso estuvo precedido de un intenso debate sobre dos aspectos que marcaron su realización. El primero de ellos relacionado con el impacto que tendrían en el desempeño de los postulantes los más de seis meses de movilizaciones y paros que afectaron, principalmente, a establecimientos escolares del sector municipalizado. Esto, porque muchos de los estudiantes de esos colegios no completaron sus programas académicos, y como la PSU es una herramienta que mide conocimientos, la desventaja de éstos sería evidente. Parte de este efecto parece constatarse en los resultados obtenidos por algunos de los principales liceos emblemáticos, entre ellos el Instituto Nacional, que en esta versión obtuvo 37 puntajes nacionales menos respecto de 2010 y vio descender su promedio general en 20 puntos. Varios expertos han comenzado a atribuir esta baja a las movilizaciones estudiantiles, lo que implica que el fenómeno debe ser atendido con la importancia que requiere y debe llamar a reflexión a los alumnos respecto de la forma en que plantearán sus demandas a partir de marzo.

El otro punto en discusión que se ha dado respecto de la PSU es la necesidad de introducir cambios a esta herramienta de selección. Entre las razones esgrimidas para realizar modificaciones está el argumento de que la PSU no ha cumplido con uno de los principales objetivos para la que fue diseñada: disminuir la brecha entre los colegios particulares y municipales. Por el contrario, al poner énfasis en el conocimiento, en la práctica ha contribuido a agudizar aún más esta brecha. La evidencia muestra que, desde que se comenzó a aplicar la PSU en 2003, no ha logrado acortar las distancias entre estos establecimientos; por el contrario, en esta última prueba la diferencia en el promedio de puntajes aumentó: 147 puntos en el caso de la prueba de Lenguaje y 161 en Matemática. Estas diferencias también quedan en evidencia en un informe del Consejo de Rectores (Cruch), que mide resultados de acuerdo al ingreso bruto familiar de los estudiantes.

Un camino de solución para acortar esta brecha parece estar en mejorar las políticas educacionales a nivel preescolar y escolar. Como los efectos de ello sólo pueden llegar en el largo plazo, es necesario pensar en acciones que ofrezcan mejoras más prontas. Una medida que puede resultar positiva es el anuncio de que se implementarán cambios a la PSU a partir de propuestas que realizará una consultora especializada. Entre los cambios que se estudian se cuentan la posibilidad de que la prueba se rinda dos veces al año, que se realicen ensayos escritos complementarios y permitir que a través del ranking de evaluación del colegio los alumnos puedan acceder a las universidades. De hecho, ayer el Consejo de Rectores anunció que introducirá algunas de estas variables en sus respectivos procesos de selección, entre ellos el mencionado ranking como factor de ponderación.

Estas medidas, complementadas con otras, como el diseño apropiado de las preguntas, podrían ayudar a perfeccionar el actual mecanismo de ingreso, incorporando elementos que midan aptitudes y no sólo conocimientos, todo lo cual apunta en la dirección de facilitar que quienes tienen condiciones accedan a la educación universitaria.

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