Analista en temas de Defensa y FF.AA.: "El espía a la antigua ya es innecesario en el Siglo XXI"

<P>Respecto de la situación denunciada por Perú, sostiene que "hoy el 80 por ciento de la información está disponible (...) lo que se requiere es análisis de inteligencia".</P>




"No tengo demasiada información y sí muchas dudas. En otros momentos, por política interna, se han levantado este tipo de noticias", dice, suspicaz, como estirando las sílabas, el analista de Defensa chileno, y experto en temas de armamento y FF.AA., Eduardo Santos. Agrega que "Chile también ha descubierto actos de este tipo y ha manejado todo sigilosamente, por vías diplomáticas. Pero me parece que el espía a la antigua es ya innecesario en el Siglo XXI".

Sentado en su oficina de la comuna de Ñuñoa, este ingeniero estructural sísmico y ex asesor externo del Ministerio de Defensa en los 90 analiza el caso del supuesto espionaje militar ocurrido recientemente en Perú. El canciller de ese país, Gonzalo Gutiérrez, informó a su congreso que miembros de la Marina de Guerra peruana habrían filtrado a una institución de las FF.AA. chilenas "documentación clasificada de Defensa Nacional". Uno de los presuntos involucrados, sin embargo, afirmó que "slo vendió reportes de pesca a unos empresarios italianos".

El gobierno del presidente Ollanta Humala envió una nota a La Moneda, informando los nombres de los supuestos espías. En la Cancillería chilena -que analiza una respuesta- se emitió una declaración, señalando que "el Gobierno de Chile no promueve ni acepta acciones de espionaje en otros Estados ni en su propio territorio".

Para Eduardo Santos "hay detalles que se prestan para interpretaciones. Por ejemplo, la flota peruana de superficie, con fragatas Lupo, es esencialmente italiana, comprada a ese país. Es decir, en Perú tiene una relación cercana con armamento italiano. Y que ahora aparezcan supuestos italianos en este episodio llama la atención. Pero creo que son detalles que encienden el mito. Sólo eso".

¿Chile tiene tradición de espías militares?

No tradición, pero sí ejemplos históricos. Manuel Rodríguez, en la reconquista, fue uno. Todos conocen sus anécdotas, como cuando le abrió el carruaje a Casimiro Marcó del Pont. Arturo Prat también hizo trabajos de inteligencia, cuando estuvo en Argentina, en una misión especial para determinar el potencial de la fuerza marítima trasandina. Y la cumplió. Así Chile supo que podía embarcarse en la Guerra del Pacífico, del norte, libre de amenazas hacia el sur.

Usted plantea que en el Siglo XXI esta actividad es innecesaria.

Es que hasta el Siglo XX, los Estados buscaban datos duros de su adversario. Cuántos tanques y aviones tenía, dónde estaban, cómo eran sus tropas. Hoy, con la masificación de la información, el 80 por ciento de los datos están disponibles en Internet y en la literatura técnica. Lo que se necesita es análisis de inteligencia. Más que los fierros, hay que conocer la voluntad política de ocuparlos. Por ejemplo, en la web de la Dipres yo sigo un cálculo, que puede calcularlo cualquier persona, según el cual Chile tiene ciertos millones de dólares, de la Ley del Cobre, disponibles para pertrechos militares. Como fuente de información también están los mismos proveedores.

¿En qué sentido?

En Sudamérica no somos productores de armamentos, somos consumidores. Y los países que producen, cuando vienen a ferias y exposiciones, dan a entender lo que tiene la otra nación, para vender los elementos que lo contrarrestan.

¿Hay cosas que se desconocen de la infraestructura bélica de Perú?

Difícil, pero no imposible. En situaciones especiales, tanto los mandos peruanos como los chilenos saben perfectamente lo que hace el otro. Hay informantes en cada país, lo que es muy diferente de un espía tipo James Bond. Los agregados militares, de hecho, son informantes. Además, todos los países compran fotos satelitales y estudian los movimientos del vecino.

¿Chile necesita espiar a Perú?

Hay que mirarlo desde otro punto de vista. En mi opinión, hoy Chile tiene las FF.AA. más poderosas desde la Guerra del Pacífico. Los tanques Leopard II, los submarinos Scorpene, las Fragatas 23, los aviones F-16, son una fuerza con capacidad militar que no tiene igual en la región. En calidad y capacidad probablemente es similar a la fuerza brasileña. El problema es que las FF.AA. chilenas tienen tecnología del Siglo XX y doctrina del Siglo XIX, para conflictos del Siglo XXI. Ese tipo de guerra nacional ya no existe. Las amenazas hoy son otras, como el narcotráfico.

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