Anonymous, el enemigo imaginario
<P>No son una organización ni piratas tecnológicos altamente sofisticados, sino una nueva forma de activismo sociopolítico, que defiende a ultranza la libertad de flujo de información en la red. Interpol detuvo esta semana a una veintena de personas, seis de ellas en Chile, por acciones reivindicadas bajo el nombre de Anonymous.</P>
PARA entender Anonymous hay que conocer su historia, su origen y su evolución. Hay que saber lo que son. Y hay que conocer también lo que no son. Son un grupo de personas afines que tienen intereses, gustos y también enemigos comunes. No son una organización ni super piratas tecnológicos altamente sofisticados. Son una nueva forma de activismo sociopolítico hiperactivo, juvenil y difícil de digerir por las estructuras jerárquicas típicas de las organizaciones empresariales y gubernamentales al uso. Y un síntoma de hasta qué punto los mecanismos de resolución de conflictos sociales que tenemos (partidos, sindicatos, organizaciones civiles) son incapaces de vehicular las tensiones que nacen en la red. Probablemente, no son una grave amenaza a la seguridad, por mucho que desde algunos ámbitos se les esté intentando convertir en un cruce entre Spektra, la KGB de la Guerra Fría y Al Qaeda. Como esta semana, cuando una operación multinacional, coordinada por Interpol, ha detenido a una veintena de personas, seis de ellos en Chile, por acciones reivindicadas bajo este nombre.
Anonymous, apropiadamente, nació como un chiste. Su origen es la etiqueta que identifica por defecto a los participantes en un coloquio online cuando al enviar un comentario no ponen su nombre. En páginas originalmente dedicadas a la fotografía, pero que después evolucionaron hasta convertirse en verdaderas plazas públicas de la internet más adolescente, como la estadounidense 4Chan, el apelativo comenzó a usarse como si fuese un nombre propio. La identidad preparada para ser de nadie se acabó convirtiendo en una identidad propia que era de todos.
Posteriormente, el grupo comenzó a dotarse de una semblanza de orden dentro del caos. Aunque cualquiera puede ser Anonymous no todos son iguales, puesto que existe un grupo interno denominado Anon Ops v, que es el que decide los blancos de los ataques y coordina (mínimamente) las campañas. Usuarios de otros sitios de fotos además de 4Chan, como 711chan o la Encyclopædia Dramática, empezaron a usar canales de comunicación semiclandestinos típicos del submundo de internet, así como páginas de Facebook o canales de YouTube para intercambiar opiniones, proponer acciones y coordinar operaciones.
Aunque desde 2003 ya se registran ejemplos de uso del término como algo más que una ocurrencia, el gran salto de Anonymous al escenario público se produjo en 2008, con el llamado "Proyecto Chanology" contra la Iglesia de la Cienciología. En respuesta al intento de esta religión estadounidense por eliminar materiales relacionados con una entrevista a su obispo y alto cargo, el actor Tom Cruise, en los foros de 4Chan y en los canales de comunicación de Anonymous surgió una protesta. Pronto en YouTube apareció un video que resumía algunos de los íconos del grupo, como el símbolo del traje coronado por una interrogación y las frases: "We are Anonymous. We are Legion. We do not forgive. We do not forget. Expect us". (Somos Anonymous. Somos legión. No perdonamos. No olvidamos. Espérennos). Sucesivos videos en este estilo han puntuado las distintas campañas en las que se ha embarcado el grupo.
Otro de los símbolos más clásicos de Anonymous, la careta de Guy Fawkes de la película V de Vendetta, apareció también en público en las concentraciones físicas ante sedes de la Iglesia de la Cienciología que supusieron la primera manifestación física del grupo. Desde entonces, la inexpresiva cara con bigote se ha convertido en una firma típica de todas las acciones en el mundo real que se llevan a cabo bajo esta marca. Típicamente las concentraciones son muy reducidas en número, pero tienen un gran impacto mediático. Un ejemplo son las protestas a la entrada (o durante) la ceremonia de los Premios Goya en España. Basta con una persona ataviada con una de estas caretas para que se considere que el acto ha sido 'atacado' por Anonymous. Las convocatorias se hacen públicas por los canales internos del grupo. Las caretas se venden por doquier o se imprimen. Cualquier persona que acuda a uno de estos eventos ataviado con la careta de Guy Fawkes es, automáticamente, uno de ellos. No hay juramentos ni documentación ni apretones secretos de manos. No hay ceremonias. Todos podemos ser Anonymous, si queremos.
Anonymous no existe; es un fantasma, una entelequia, algo mucho más peligroso (por difícil de aniquilar) que una organización o una persona. Es una idea. Como la Al Qaeda de Osama Bin Laden, carece de estructura u organización y actúa como una bandera que cualquiera puede enarbolar para identificar su estilo y objetivos. En el fondo, Anonymous es, más que nada, un espíritu, la encarnación en la esfera global de una parte del alma de internet. La parte más traviesa, agresiva, romántica, exuberante y un poco vanidosa de la red. Entender Anonymous es comprender un poco el futuro al que la existencia de internet nos está llevando, un futuro en el que cada vez serán más importantes en la esfera pública los grupos virtuales, coaliciones impalpables de voluntades reunidas por las herramientas telepáticas para un objetivo concreto, contra un enemigo específico. Y siempre con un espíritu juguetón y divertido, 'for the lulz' (en argot internáutico, sólo por diversión). Curiosamente, estados y otras instituciones están hinchando la amenaza de Anonymous, y en la práctica, están convirtiendo a un grupo de parranderos de la red en el equivalente de un Robin Hood del siglo XXI.
Los 'crímenes' más graves que han cometido miembros confirmados del grupo están más cerca de la travesura que de la atrocidad. La actividad por la que son más conocidos son los "ataques de denegación de servicio" (DDoS, en sus siglas en inglés), que consisten en bloquear el acceso a una página web mediante una saturación coordinada del ordenador que la aloja. Es como impedir el paso a un edificio formando una barrera en la puerta, pero en internet. Y se hace empleando un programa de comprobación de resistencia diseñado para inundar de peticiones un servidor de internet y comprobar si aguanta, ominosamente conocido como Loic, Low Orbit Ion Cannon (cañón de iones de órbita baja). Cuando miles de personas convocadas a través de los canales de comunicación de Anonymous lo emplean a la vez, el resultado es una página web caída. Temporalmente.
Otros ataques son algo más sofisticados técnicamente. En varias ocasiones, personas actuando bajo bandera de Anonymous se han introducido en servidores web, bien para modificar información (cambiando, por ejemplo, el texto de una página con frases alusivas), bien para robar datos. Habitualmente, las herramientas y técnicas empleadas para estas acciones de penetración no son muy sofisticadas: los ataques dependen más de una mala gestión de la seguridad de los sitios web atacados que de la habilidad de los atacantes. De hecho, en los círculos más expertos del mundo hacker no se tienen en mucha consideración las habilidades de los miembros de Anonymous. En la escala de los delitos en el mundo real, el equivalente más próximo sería realizar una pintada en una pared: feo, no autorizado, una broma pesada, sin duda ilegal. Pero no exactamente un asalto con arma de fuego.
Quizá lo más interesante de la historia de Anonymous sea la selección de sus blancos, que nos ofrece la posibilidad de comprender su ideología, asumiendo que tenga una. Como vimos, su primer gran enemigo declarado fue la Iglesia de la Cienciología, un culto agresivo en la persecución legal de sus disidentes y de aquellas personas que ponen en duda sus dogmas. La Cienciología es conocida por utilizar cualquier recurso legal para protegerse de sus críticos, entre ellos, denunciar la violación de sus derechos de copyright para impedir la difusión de sus textos sagrados. Este uso de la propiedad intelectual como herramienta de censura dio origen al "Proyecto Chanology", que sigue en marcha con la publicación de materiales que la Cienciología considera sagrados, intentos de que la hacienda de los Estados Unidos investigue a la secta y protestas ante sus sedes.
Otro de los grandes proyectos de Anonymous ha sido una permanente campaña contra la legislación nacional e internacional que ellos consideran pone en peligro el libre tránsito de información en internet. Así, se han sucedido los ataques de denegación de servicio, bloqueando páginas asociadas con ministerios de cultura de países que desarrollaban legislación para perseguir la llamada 'piratería' en internet, de las asociaciones de autores que las impulsaban o de las compañías discográficas o editoriales que las defienden. Los ataques se han llevado a cabo en todo el mundo; Francia, Reino Unido, España, Alemania, Canadá, Estados Unidos y más países han sufrido estas protestas, que a veces han incluido manifestaciones físicas. Asimismo, se han producido ataques relacionados con legislación internacional, como el tratado Acta, contra la piratería en internet. Por último, el grupo ha reivindicado acciones locales dirigidas contra empresas y organizaciones relacionadas con conflictos sociales (HidroAysén), estudiantiles (Chile, España), con el llamado Movimiento 15M y con su contraparte estadounidense, conocida como Occupy Wall Street.
En los últimos tiempos, las actividades de Anonymous más prominentes han tenido que ver con el cierre del albergue de ficheros Megaupload y la detención de su fundador, en una operación del FBI estadounidense, que llevó al grupo activista a atacar webs del gobierno de aquel país. Pero sobre todo, Anonymous ha sido muy activo en la defensa de Wikileaks, la organización hacker especializada en publicar información secreta de gobiernos e instituciones. En respuesta a la persecución judicial contra Julian Assange, fundador de Wikileaks, y del bloqueo bancario de sus cuentas, Anonymous convocó un ataque contra los gobiernos estadounidense y sueco y contra las entidades de tarjetas de crédito que han bloqueado los fondos de Wikileaks tras la publicación del llamado "Cablegate". La pasada semana, Wikileaks anunció una nueva publicación masiva de información, esta vez procedente del analista estratégico privado estadounidense Stratfor. Los datos habían sido obtenidos por Anonymous. En España, algunos de los últimos detenidos están acusados de obtener y publicar información personal de policías asignados a fuerzas especiales o a la protección del presidente del gobierno.
Podemos, por tanto, concluir que Anonymous en toda su falta de estructura contiene una clara ideología: la defensa a ultranza de la libertad de flujo de información en la red. Para el grupo, cualquier legislación que trate de limitar o condicionar el intercambio de datos es negativa, y cualquiera que defienda este tipo de leyes o las use como herramienta de censura es un legítimo blanco de ataque. Desde el caos y con métodos no del todo ortodoxos, pero lo que Anonymous defiende es una forma extrema de libertad de expresión. El hecho de que a veces lo haga bloqueando el acceso a páginas web no deja de ser una de las múltiples contradicciones que definen a esta entidad inexistente, como que un grupo que lucha contra el copyright utilice como imagen una careta que es propiedad de Time Warner, que cobra por cada venta. Anonymous es un grupo que no es tal, una amalgama temporal, cambiante y caprichosa de justicieros de internet, con déficit de atención, que algunos países quieren convertir en una transnacional del crimen cuando ni siquiera tiene existencia real. Pero que es el heraldo de un futuro que, como dijo el escritor William Gibson, "ya está entre nosotros, aunque no uniformemente repartido". Un enemigo virtual para el futuro virtual.
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