Antología recupera las travesuras más divertidas de Máximo Chambónez

<P>El carismático personaje creado por Themo Lobos debutó en la revista <I>Barrabases</I> en los años 60.</P>




Solo falta que Máximo Chambónez asome la nariz en cualquier evento futbolístico del Club de Deportes Raros, para que éste se transforme en una catástrofe total. Metedor de pata profesional, Chambónez es un niño en cuerpo de adulto, un entusiasta creador de empresas marcado por la mala fortuna. Haga lo que haga, todo siempre le resulta mal y es habitual que sus anécdotas terminen mostrándolo vendado en el hospital o escapando de las golpizas que sus mismos vecinos quieren darle debido a tanta torpeza.

Creado hace 50 años y desaparecido hace otros 30, el carismático personaje vuelve a la vida de la mano de su propio padre: Themo Lobos. El dibujante, de 82 años, acaba de presentar Máximo Chambónez, un libro que compila sus travesuras más divertidas, en 96 páginas a todo color. Rescatado por la Editorial Midia, y distribuido por Catalonia, el volumen ya está disponible en tiendas de todo el país. Los primeros 400 ejemplares fueron entregados al Ministerio de Educación para ser repartidos en bibliotecas públicas.

El personaje debutó como viñeta en la revista Barrabases en los años 60 y sobrevivió hasta la muerte de la publicación, en 1974. "Como Barrabases era de deportes, mi personaje también tenía que hablar de fútbol. El problema es que yo soy un inútil para los deportes, no entiendo nada. Entonces, Chambónez es una especie de alter ego mío, un flacuchento que no sabe cómo jugar a la pelota y que siempre se manda chambonadas", dice Themo Lobos.

En los años que vivió Chambónez, Themo Lobos inventó otros personajes como Cicleto, Cucufato, Nick Obre o el inolvidable Alaraco, que luego sería adaptado en el programa Jappening con Ja por Fernando Alarcón. Tras casi una década, Chambónez apareció otra vez editado, en 1986, en la revista mensual Cucalón, para luego caer en el olvido. Claro que en esos años, Lobos ya era famoso por dar forma al niño viajero de Ogú y Mampato, creado por Eduardo Armstrong en 1968. "El primer Mampato era un enano de nariz grande, pantalones rojos y camisa azul, muy parecido a Asterix. Yo le di su identidad convirtiéndolo en un simpático niño", cuenta el dibujante.

Vida de barrio

Las aventuras de Máximo Chambónez se sitúan en Piduquén, una ciudad al sur de Chile, donde aún existe la vida de barrio:toda la gente se conoce, se saluda y celebra junta. "El lugar está inspirado en un pueblo de Talca, donde nació mi padre. Me recuerda también cuando vivía en Renca con mi esposa, recién casados. Allí todos nos conocíamos, yo era amigo hasta del alcalde, que se parece mucho al de Piduquén en Máximo Chambónez", cuenta Lobos, quien hace 20 años se fue a vivir a Concón, escapando de la agitada vida capitalina.

Admirador de Coré y el dibujante norteamericano Alex Raymond (Flash Gordon), Lobos aún tiene mucho por rescatar y junto a la editorial Midia ya planea para 2011 un libro con claves para dibujar y crear historietas. "Es importante para mí rescatar todo este trabajo, porque así como yo recuerdo al gran Coré, a quien admiraba desde niño, quiero que me recuerden a mí, y que los niños sigan riendose con las historias", señala el dibujante, quien afirma que entre su produción tiene unas siete mil páginas más de hilarantes viñetas.

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