Antonin Scalia, el juez conservador de gran personalidad y comentarios ácidos
Su nombre es mencionado en casi cada serie de televisión de abogados estadounidenses y sus opiniones inspiraron una ópera, mientras que su personalidad y legado fueron plasmados en una obra de teatro. Se trata de Antonin Scalia, ex juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, que falleció el sábado a los 79 años aparentemente por causas naturales.
Scalia fue nombrado en la Corte Suprema en 1986 por el entonces Presidente Ronald Reagan, convirtiéndose en el primer italo-estadounidense en ejercer ese cargo. El juez, a menudo beligerante, era conocido por su comportamiento descarado, su gran personalidad y su afilada lengua. Para el diario The Washington Post sus opiniones "acidas y elegantes inspiraron a abogados y encendieron a sus críticos liberales".
"La guerra es la guerra y nunca se ha dado el caso de que, cuando se captura a un combatiente, hay que darle un juicio con jurado en los tribunales civiles", dijo en una ocasión en referencia a los presos de la cárcel de Guantánamo.
En 2008, Scalia marcó un hito con el dictamen en el caso Heller contra el Distrito de Columbia, con el que afirmó el derecho de un individuo a poseer un arma de fuego.
Calificado como el juez más influyente del último cuarto de siglo, Scalia -según The New York Times- fue el "líder del renacimiento conservador intelectual", además de un férreo defensor del originalismo, teoría jurídica que busca aplicar el entendimiento de aquellos que realizaron y ratificaron la Constitución, señalando que esta última es desde ese momento "fija y conocida". Según el diario The New York Times, en manos de Scalia esta corriente llevó a resultados que complacieron a los conservadores, aunque no fue siempre así, ya que también fue de ayuda para los acusados de crímenes.
De religión católica, Scalia tuvo nueve hijos con Maureen McCarthy Scalia, quien ya falleció, y fue muy amigo de la también jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg; aunque se sentaban en lados ideológicos opuestos, su relación llegó al punto en que las familias salían de vacaciones juntas, como cuando fueron a la India en 1994 y Scalia y Ginsburg se tomaron una foto paseando en un elefante. "Lo amo, pero a veces lo estrangularía", habría dicho en alguna oportunidad su inesperada gran amiga.
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