Apple explica hoy a la prensa los problemas del iPhone 4 y da a conocer sus soluciones
"Parece que el iPhone 4 va a ser su (Windows)Vista". Así de claro fue Kevin Turner, ejecutivo de Microsoft, para comparar -en una conferencia de prensa en EE.UU.- al fracasado sistema operativo de su compañía con el nuevo smartphone de Apple, que a casi un mes de salir al mercado, sólo ha recibido críticas. Tanto es así, que Apple citó hoy a una conferencia de prensa para aclarar la falla de su producto estrella y entregar soluciones.
Hasta ahora, el centro de las críticas es la antena: instalada en todo el contorno metálico del aparato, los usuarios pierden señal cada vez que tapan esta zona al tomar el teléfono, especialmente su extremo inferior izquierdo. Este "detalle" ha significado que sólo a días de su lanzamiento, cientos de consumidores reclamaran y exigieran una explicación. Y aunque Apple reconoció el problema, su estrategia para enfrentarlo no ha sido la mejor, según medios especializados estadounidenses. Por ejemplo, ante las quejas sobre la recepción de la señal, Steve Jobs recomendó tomar el teléfono de manera diferente, lo que lejos de bajar la polémica, la aumentó.
A eso se suma la nota del portal Bloomberg, sobre el ingeniero de Apple, Rubén Caballero, quien no sólo habría advertido la falla hace un año atrás, sino que se lo habría hecho saber al mismísimo Jobs y a los jefes del proyecto. Hoy el ingeniero está inubicable para la prensa. Por último, está el llamado que hizo la revista Consumer Report, la más influyente en el área en EE.UU., a no comprar el teléfono, lo que hizo caer inmediatamente las acciones de la compañía.
De allí que las expectativas no sean pocas. Porque solucionar el problema no sería barato. Aunque Apple ya anunció una actualización del sistema operativo para cubrir la falla, la opción más cercana -según analistas tecnológicos estadounidenses- sería entregar una funda a las 1,7 millón de unidades vendidas, para evitar el contacto directo con la antena, a un costo total de 180 millones de dólares.
La otra opción: retirar los aparatos para su reparación, lo que costaría unos 1.500 millones de dólares.
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