Aranceles regulados




Señor director:

El Ministerio de Educación dio a conocer los montos que se pagarán por alumno a las instituciones de educación superior adscritas a la gratuidad, siendo $4.500.000 el valor más alto. Como se esperaba, dichos aranceles son más bajos que el costo real de educar. La sorpresa es que existan casos en que ese aporte por gratuidad sea casi un 50% más bajo que el costo real de algunas carreras, como ocurre con Medicina y Odontología, que son los programas que exhiben la mayor brecha.

Los efectos negativos son varios, entre ellos, que las casas de estudio pierdan esa justa solvencia para innovar, tener profesores de calidad y mantenerse a la vanguardia con los equipos técnicos y científicos.

Las universidades deberán diseñar estrategias de mitigación que  aseguren su supervivencia financiera en el mediano plazo. Esta situación tendrá consecuencias en la calidad de la educación o en el número de matrículas disponibles en las carreras cuyas brechas financieras sean mayores. Si el cálculo de los aranceles referenciales no se ajusta mejor a la realidad a partir de 2017, el perdedor de esta política será el país, pues en un corto plazo verá disminuido el número de profesionales bien preparados.

Si bien la política de gratuidad en sí no es negativa, situaciones como ésta demuestran que se trata de una iniciativa que no está bien planificada y que requiere de un debate especializado más profundo.

Paulina González-Pose

Académica Centro de Investigación en Educación, U. de los Andes

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