Ariane Mnouchkine: "El artista sabe que el mundo siempre está en crisis"

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En el Espacio Matta de La Granja hay más de 200 actores. La mayoría son chilenos, pero también vienen de Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. En el ambiente se respira entusiasmo, y aun cuando todos tienen experiencia en el escenario, también algo de nerviosismo. Durante un mes, serán invitados a explorar, cuestionar sus ideas y conocer nuevos códigos artísticos, apoyados por 10 actores del Théâtre du Soleil de Francia y dirigidos por su fundadora, Ariane Mnouchkine.

Compañía fundamental del teatro contemporáneo, el Soleil llega a Chile por segunda vez, luego del estreno de Los náufragos de la loca esperanza en el Festival Santiago a Mil 2012. Fundado en 1964 por 10 jóvenes que participaban en la Asociación de Estudiantes de Teatro de París, nació como una sociedad cooperativa. El espíritu colectivo, el trabajo grupal, la experimentación y la épica son el sello de esta troupe que hoy es un referente del teatro en el mundo y cuenta con un equipo de 100 personas.

"Un actor, como cualquier artista, es un explorador -piensa Mnouchkine-; es alguien que, armado o desarmado, sobre todo más desarmado que armado, avanza en un túnel muy largo, muy profundo, muy extraños, a veces muy oscuro, y que , como un niño, trae piedras: entre estas piedras tendrán que encontrar el diamante y sobre todo el tallado. Creo que eso es lo que los actores llaman 'aventura' . De todos modos , eso es lo que yo llamo aventura. Descender en el alma de los seres, de una sociedad, y regresar, esta es la primera parte de la aventura", piensa Mnouchkine, líder intelectual del grupo.

Esa idea guía la primera Escuela Nómade que realiza la compañía. Chile es su primera parada, antes de seguir a Suecia e Inglaterra. Organizada por Fundación Teatro a Mil, la escuela se extenderá hasta el 24 de julio y es gratuita para los talleristas, quienes fueron seleccionados de entre 900 postulantes.

En estas semanas, Mnouchkine (1939) compartirá los métodos y la visión de trabajo del Soleil, compañía que es una inspiración para muchos: la Cartoucherie, su centro de operaciones, una antigua fábrica de armamentos a las afueras de París, es un punto de peregrinación para jóvenes de todo el mundo que aspiran a ingresar al grupo, tal como lo hizo Andrés Pérez en los 80. Y como lo hizo Andrea Marchant en 2009, quien oficia de traductora en este viaje y en esta conversación.

La experiencia del Théâtre Soleil y su forma de trabajo es bastante única. ¿Es posible replicarla?

La experiencia absoluta, tal cual es, no, porque no es la misma gente, no es la misma cultura, no son las mismas condiciones. Pero la base del trabajo del Soleil, la base de sus aspiraciones sí pueden ser compartibles y son compartidos por muchos jóvenes del mundo que quieren hacer teatro y no forzosamente ser lanzados al mercado del trabajo artístico. Porque el teatro no es un mercado.

El escenario actual, con dificultades de financiamiento, parece poco favorable para grandes proyectos colectivos en el arte. ¿Cómo lo ve Ud.?

No conozco la situación chilena, pero destaco que en Francia curiosamente hay más jóvenes que quieren trabajar así. Es muy difícil en Francia también, no es lo mismo, igual podemos tener subvenciones, pero hay muchos jóvenes quieren trabajar en tropa, en compañía, y no se ven como mercenarios artísticos. Tú sabes que es difícil, pero lo haces.

¡De qué manera les ha afectado la crisis europea?

Mentiría si digo que nuestra subvención fue reducida, porque no es verdad. Tenemos los mismos medios, incluso un poco más. Pero es la gente en nuestro alrededor la que está afectada. El público está afectado, los niños que van a la escuela, los enfermos; los hospitales franceses son admirables a pesar de los cortes que los afectan. La misma cosa con la educación, con el alojamiento... Si no fuimos afectados en la subvención, vivimos en un mundo donde todos están afectados.

¿Cambia la tarea del artista en un escenario de crisis?

El artista sabe que el mundo siempre está en crisis. Da lo mismo si su calle, su barrio, su ciudad, su país no está en crisis; en la calle, la ciudad, el barrio o el país de al lado puede haber crisis. No digo que no hay progreso y felicidad en muchos lugares. Pero el artista es aquel que ve la crisis en el presente o ve los elementos generadores de crisis para el futuro. O puede trabajar en la ejemplaridad de una crisis pasada para el futuro. Hablamos siempre de crisis: Shakespeare, Esquilo, nosotros también. La crisis es el tema mismo del teatro.

En Chile hoy se debate una reforma educacional. Uno de los aspectos de la discusión es el lugar que ocupará la educación artística. ¿Qué rol le asigna al arte en la escuela?

Es un debate importante en Francia también. La educación artística en la escuela es esencial. Y la práctica del teatro en la escuela es super esencial. En nuestro país hay gente que luchó mucho para que esto suceda y hay muchos que luchan porque eso no desaparezca; es muy importante. En Francia hay lo que se llama la opción teatro: en las dos o tres cursos terminales de la enseñanza media, se puede tomar el teatro como opción, con un gran coeficiente, tal como las matemáticas. Eso da cursos extraordinarios, vienen jóvenes al teatro con tal cultura teatral, con tal interés que hacen parte del círculo de conocedores que habla Brecht. Brecht decía tenemos que hacer de nuestro público popular un círculo de conocedores. y los niños que están en esas escuelas de teatro son parte de ese círculo de conocedores.

¿Qué beneficios tiene para un niño la experiencia artística?

Es nada más que simplemente volverse un ser humano. Voy a hablar del teatro: pienso que el teatro es una de las artes que forma, que entrena, que muscula más la imaginación. Y si reflexionas, te darás cuenta de que sin imaginación no hay compasión, y no hay la posibilidad de comprender lo que vive el otro. Esa gente que dice que nuestros niños no necesitan arte, solo matemáticas y ciencia, lo que dicen es que una parte de la imaginación no es necesaria. Digo una parte porque sé que las matemáticas y las ciencias necesitan de una parte de la imaginación. Si no se dejan a las artes entrar en la escuela, es toda una parte de la imaginación de los niños que no se va a desarrollar. Y es justamente la imaginación la que permite una visión filosófica del mundo. ¿Por qué una visión filosófica? Porque es la imaginación la que permite en parte aprehender al otro. Si el otro no existe para ti, vamos a ser unos bárbaros.

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