Arquitectura y poesía: Ciudad Abierta cumple 60 años y es invitada a la Bienal de Sao Paulo
<P>La comunidad artística fue creada en Ritoque por el poeta Godofredo Iommi y el arquitecto Alberto Cruz.</P>
Las primeras placas de cemento y madera se pusieron en 1972, pero los pilares imaginarios de Ciudad Abierta se levantaron 20 años antes. Fue en la U. Católica de Valparaíso (PUCV), cuando en 1952 llegó a hacer clases el argentino Godofredo Iommi. Poeta y americanista, se quedó en Chile luego de enamorarse de Ximena Amunátegui, esposa de Vicente Huidobro. Aquí, se casó, tuvo hijos y sentó las bases de su pensamiento poético: Iommi creía que la palabra podía ser el motor de una sociedad ideal. En Chile halló a un aliado, el arquitecto Alberto Cruz, con quien revolucionó la Escuela de Arquitectura de la PUCV, refundándola en 1967, bajo los principios de la poesía, la libertad de cátedra, las clases interdisciplinarias y un mayor protagonismo de los estudiantes.
Las teorías de Iommi y Cruz habrían quedado en simples utopías si no fuese por un puñado de jóvenes discípulos, poetas, arquitectos y artistas que, en 1972, decidieron ir más allá. Formaron una cooperativa privada, adquirieron unos terrenos y se fueron a vivir a las dunas de Ritoque. En el sector de Punta Piedra, en casi 300 hectáreas, enclavaron sus carpas, gente como el diseñador Boris Ivelic, los poetas Carlos Covarrubias e Ignacio Balcells y su hermano el escultor José Balcells, para luego fundar Amereida o Ciudad Abierta: un espacio donde la poesía y la arquitectura están al servicio de la vida en comunidad, el paisaje, la hospitalidad y la reflexión.
Hoy la Corporación Cultural Amereida (el nombre de la figura legal) funciona con más de 40 miembros y unas 10 familias que habitan los terrenos. En las arenas, han levantado obras arquitéctonicas: orgánicas, hechas con materiales y formas poco convencionales, que se han vuelto famosas en el extranjero. Apartados del mundo por casi 50 años, en esta última década, la experiencia de Ciudad Abierta ha salido al mundo: en 2002 hicieron una exposición en Barcelona, en 2010 en el Museo Reina Sofía de Madrid y desde el 7 de septiembre irán invitados, por el curador venezolano Luis Pérez- Oramas a la 30ª Bienal de Sao Paulo, edición dedicada justamente a la relación entre arte y poesía."Por muchos años nos dedicamos a consolidar este proyecto y por eso nos han criticado de ser una escuela autorreferente, poco relacionada con el mundo. Hoy creemos importante tener vínculos y responsabilidad social con el medio", dice Andrés Garcés, miembro de Ciudad Abierta y curador de la muestra en Sao Paulo.
Vida, oficio y estudio
Son las 12.30 de un miércoles y unos 150 estudiantes de Arquitectura y Diseño de la PUCV se reúnen en Ritoque para el Taller de Amereida, fundado por Iommi cuando este reflexionaba sobre la identidad americana. Por esos años también fundó los actos poéticos, ritos lúdicos donde se hacen poemas colectivos, se juega con cintas, máscaras o tarjetas dibujadas, siguiendo a un líder. Fueron los situacionistas y surrealistas europeos de los años 50, los que rompían la rutina dando caminatas sin destino claro, creyendo que la construcción de situaciones azarosas podía cambiar en concreto la vida de las personas. Iommi bebía de esas corrientes.
Hoy los actos poéticos son el alma de Ciudad Abierta: a Sao Paulo llevarán un registro fotográfico de ellos. "Hay actos que hacemos en el día a día y otros más extraordinarios como los que precede a la construcción de una obra o a un matrimonio", cuenta Iván Ivelic, arquitecto que está a cargo de la selección. Hijo de Boris Ivelic, Iván llegó de niño a la comunidad: "La invitación de la Bienal es clave. Por primera vez se reconoce la dimensión artística de nuestro proyecto".
La prueba son las construcciones de formas irregulares y nombres singulares que llenan Ciudad Abierta : hospederías, ágoras, vestales y palacios. Durante la bienal, levantarán una obra en la favela Heliópolis de Sao Paulo. Lo harán con profesores y más de 300 alumnos que se sumarán al viaje. "Desde 1965 hacemos estas travesías, donde cruzamos el continente realizando actos poéticos y encontrándonos con nuestra identidad", cuenta Andrés Garcés. En septiembre harán, también como celebración de los 60 años, una travesía para construir una obra en el prestigioso centro de residencia artística I-Parkn de Nueva York.
¿Comunidad hippie o logia religiosa? Nada de eso, pero algo hay. Almuerzan juntos sagradamente todos los miércoles en una mesa multitudinaria de casi 50 personas. En ella reciben la visita de Alberto Cruz, el fundador de 95 años que hoy vive en Santiago, pero que cada 15 días dicta parte del Taller de Amereida. En la sobremesa, el recuerdo de "Godo" Iommi es constante. Sin él nada de esto existiría, aunque para algunos aún es díficil entender a este poeta "sin obra", o más bien con una obra enclaustrada en una escuela. "Fue breve de decir, pero largo de hacer. Han sido justos estos 60 años para llevar a cabo lo que se planteó en un inicio", dice Cruz.
Para funcionar, los miembros de la corporación pagan una cuota mensual y reciben pagos por servicios a la PUCV, la mayoría son docentes en la institución. El resto son donaciones de amigos y familiares. Pero ser parte no es fácil. Se debe, sobre todo, comulgar con sus principios poéticos y demostrar un vínculo fuerte con la escuela. "Pronto se vendrá a vivir una nueva familia y haremos un acto poético para iniciar la construcción de su hospedería", dice Andrés. "Lo que nos une aquí es la posibilidad de unir vida, oficio y estudio. En el mundo normal esto irreproducible".
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