Así se gestó el megaterremoto, el más intenso en Chile desde 1960

<P>Con una cantidad de energía liberada 180 veces mayor a la de Haití, la referencia más cercana, la violencia del movimiento telúrico hizo que las placas tectónicas se desplazaran más de 8 metros. Según los expertos, el sismo se trataría del gran movimiento esperado para la zona centro-sur desde hace más de 20 años. Aún queda uno pendiente para la zona de la Primera Región.</P>




Era sólo cosa de tiempo. Si bien los últimos estudios científicos han permitido conocer con mayor grado de certeza el lugar dónde se producirá un sismo futuro, el cuándo y la magnitud aún siguen siendo un misterio para los expertos en sismos.

Es por eso que el terremoto que afectó a la zona centro-sur de Chile sorprendió a medio país no sólo por su horario madrugador, sino que también por su inusitada violencia: 8,5 grados en la escala de Richter, según datos de la Onemi, lo que le permitió causar estragos en más de seis regiones y además, generar un aumento en el nivel del mar de varias zonas del país.

¿La explicación? Una gran liberación de energía que era esperada por varios expertos, producto del constante roce de las placas de Nazca y Sudamericana, dos de las más activas dentro del llamado "círculo de fuego del Pacífico", que concentra algunas de las zonas de subducción con mayor actividad del planeta: placas de la corteza terrestre que se deslizan bajo otras placas, acumulando enormes tensiones que se liberan en forma de sismos.

El gran ausente

La convergencia entre ambas placas, hace que se vayan acercando 80 milímetros cada año. Cuando estas se rozan generando un movimiento súbito hacia arriba, es que se generan terremotos como este y el de 1960, el de mayor magnitud de la historia y que devastó a Valdivia y generó tsunamis en zonas tan lejanas como Hawaii.

Jill McCarthy, del equipo de riesgos geológicos del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) -uno de los primeros organismos que dio cuenta del sismo en el mundo- dijo a La Tercera que "este terremoto efectivamente fue similar al de 1960, que tuvo magnitud 9,5. Ambos se produjeron a lo largo de los límites de las placas y ambos generaron tsunamis".

Ya que los temblores son esencialmente una gran liberación de energía, el impacto de los terremotos pueden compararse con otros grandes hechos de la historia.

Por regla general, cada año y medio se debe generar en alguna parte del mundo un "megaterremoto", como se le llaman a todos los eventos sísmicos cuya magnitud supera los 8,5 grados. Estos no siempre ocurren en tierra firme, sino que la actividad volcánica submarina también puede producirlos.

Según Sergio Barrientos, director del Instituto de Sismología de la Universidad de Chile, el terremoto producido en la madrugada de este sábado se explica por la existencia de una "laguna sísmica" que abarca la zona centro-sur. Estas áreas se producen cuando existe una porción de terreno comprendida entre dos grandes terremotos. "En este caso, el sismo de Valdivia 1960 y el de 1985 en la zona central delimitaron un terreno con menores movimientos de placa".

Así es como desde el año 2005 la región cercana a Concepción se decretó como "suficientemente madura" como para albergar un evento de esta magnitud, sumándose así a la otra gran laguna sísmica que queda pendiente: la Primera Región, que no sufre un terremoto desde 1977.

Por lo pronto, el llamado es a la calma, ya que si bien la fuerza del movimiento generará réplicas por lo menos en dos meses más, "sólo dentro de 50 o 60 años la zona centro sur acumulará energía suficiente como para otro terremoto".

Aun así, el experto recuerda que para el año 1985, la mayor réplica se registró un mes después del sismo principal, aunque se trata de un hecho poco frecuente.

Como una erupción

Precisamente, la calificación de "megaterremoto" es la que está recibiendo alrededor del mundo el sismo de este sábado. En términos prácticos, esto significa que la energía liberada iguala a la producida por 56 mil millones de kilógramos de explosivos colocados al mismo tiempo.

En términos históricos, sólo se iguala a la erupción en 1888 del volcán Krakatoa, que terminó separando la isla en un pequeño archipiélago, o bien, 100 mil veces la cantidad de energía liberada por la bomba atómica de Hiroshima.

Diferencias exponenciales

Tanto por su importancia como por su fecha reciente, la comparación de este terremoto con la catástrofe ocurrida en Haití es casi inevitable. Y si bien las imágenes llegadas desde el país centroamericano no se comparan con las ocurridas en nuestro país, los daños provocados pudieron haber sido mucho más graves.

Y es que a pesar de tener tan sólo un punto y medio de diferencia (7.0 de Haití contra 8,5 de Chile), la distancia entre ambos eventos es abismante. Esto porque la escala de Richter para medir estos eventos se basa en cambios exponenciales, por lo que en realidad, el temblor en Chile fue 31 veces mayor y liberó 178 veces más energía. Esto se puede notar también en los cambios físicos producidos: la falla chilena es más larga que la haitiana, pero está ubicada a 47 kilómetros bajo tierra, mientras que la centroamericana está a 20, por lo que produjo un tipo de temblor más devastador.

Finalmente, el movimiento de las placas producido también difiere: mientras en Haití se produjo un desplazamiento de placas de 2 metros, en Chile la fuerza fue tal que las separó por 8. De cualquier forma, ninguno se acerca al de Valdivia, que hizo que las placas se desplazaran 20 metros. Por fortuna, nada se le ha acercado.

Sobre las diferencias entre la magnitud determinada por USGS (8,8) y la Onemi (8,5), McCarthy señaló que esto "refleja el uso de diferentes métodos de analizar un terremoto. Aunque comúnmente se usa la magnitud "Richter", técnicamente nuestra magnitud no es "Richter". Simplemente, la usamos para evitar confusiones".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.