Aterciopelados fija show en Santiago y su vocalista recuerda su éxito en los 90
<P><B>Andrea Echeverri habla de sus recuerdos de Chile</B> y del éxito internacional de sus compatriotas, Shakira y Juanes. </P>
"¿Bollos? ¿Pollos? ¿Cómo le llamaban ustedes a los escupos?", pregunta Andrea Echeverri al otro lado de la línea de su celular, desde Bogotá, al acordarse de uno de los momentos menos glamorosos de su historia musical. Fue en noviembre de 1996, cuando el entonces Teatro Monumental, actual Caupolicán, estaba repleto de gente esperando que los teloneros dieran paso a Cypress Hill en el festival Crazy Rock. La poca paciencia de la masa terminó con Andrea Echeverri y sus compañeros de Aterciopelados equivando objetos contundentes y escupos. "En Chile siempre nos pasaron cosas muy intensas, también estuvimos en otro festival con Los Fabulosos Cadillacs, donde se armó un tipo de motín; tenemos recuerdos mezclados, hubo conciertos bonitos donde te comunicabas bien con la gente; y otros con inconvenientes que a uno no le suceden mucho en su carrera. Chile tenía algo casi cósmico", recuerda la voz y líder del grupo, que a mediados de los 90 abrió las fronteras de la música colombiana, con una mezcla de sus raíces con rock y pop que funcionó antes de que Shakira y Juanes fueran los principales embajadores de los sonidos de su país.
"El trabajo de ellos me parece muy bueno. Shakira forma parte de esas chicas que se convierten en símbolos sexuales y eso no me gusta, pero ella es impecable, trabajadora, bailarina. En general, no me gusta cuando existe una carga sexual en la música, pero ella es un héroe nacional, así que mejor no digo nada. Con Juanes son parte de un ciclo de expansión de la música colombiana", dice la voz que en 1995 se convirtió en figura regional gracias a los hits Florecita rockera y, sobre todo, Bolero falaz, dos canciones amplificadas por la entonces poderosa pantalla de MTV Latino.
Esa exposición la llevó a ser invitada a la grabación del disco Comfort y música para volar, que Soda Stereo grabó en 1996, multiplicando la popularidad de su figura. "Fue muy importante. Eramos muy admiradores de lo que hacía Soda y logramos estar mucho con ellos, viajar juntos. Aprendí mucho de Gustavo, una persona tan perfeccionista y virtuosa", dice la cantante, que luego de intermitentes visitas en solitario, volverá a Santiago con su banda -28 de septiembre, en el Centro Cultural Amanda- a más de 10 años de su última actuación. La excusa del regreso es Rio (2008), noveno disco del grupo formado en 1992 y que actualmente funciona como quinteto, con Héctor Buitrago (bajo) y Andrea Echeverri (voz y guitarra) a la cabeza.
Lo que presentarán en Santiago será una versión extendida del show que ofrecieron en la última edición del prestigioso festival de Coachella. "Mostraremos el disco Rio, pero de todas maneras va a haber un recuento histórico".
¿Te sientes un icono de los 90?
Lo que siento es que tenemos muchas más cosas que Florecita rockera entonces, cuando te subes a tocar canciones que has elaborado durante 20 años de carrera, es muy aburrido que te pidan esa canción o Bolero falaz. Sí reconozco que nos abrieron muchas puertas, pero eso lo tomo como una oportunidad para mostrar otras cosas.
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