Athletic, la casa del primer chileno que jugó en España

<P>La Guerra Civil Española frustró el traspaso de Higinio Ortúzar a Racing de Santander, en 1936. Pero eso, más su sangre vasca, hizo que terminara defendiendo al cuadro de Bilbao. Es la historia del volante que nació en Chile y que casi se retira sin haber anotado ni una sola vez en Primera. </P>




Quedan pocas personas que los recuerden con nitidez". Con esa descripción llena de nostalgia, el sitio web del humilde Erandio Club describe los "tiempos de gloria" de la institución. Y no extraña que sean pocas las personas que los recuerden con nitidez: había que estar en los alrededores de la ciudad que le da el nombre al equipo, en los primeros años de la década del 30, cuando se quedaron con la corona del Campeonato Nacional de Aficionados.

Pero lo que más enorgullece a la modesta historia de este pequeño club del País Vasco, que acaba de ascender a algo así como la quinta división de España, son los jugadores que ha aportado al profesionalismo. Y entre ellos aparece Higinio Ortúzar Santamaría. Nacido el 10 de junio de 1915 en Santiago, este volante "de muy buenos desplazos", pero "algo rudimentario" con la pelota en los pies, se las arregló para levantar tres títulos de la Liga y una Copa del Rey. De paso, se transformó en el primer chileno en jugar en el fútbol profesional español.

Tras hacer sus primeras armas en el ya mencionado Erandio, Ortúzar pasó hasta el Barakaldo CF, otro equipo de la región, en el cual pudo haber estado tan sólo una temporada y dado un gran salto en su carrera: el 10 de julio de 1936, el diario ABC de Madrid informaba en su página deportiva que "uno de los mejores jugadores del Barakaldo, Higinio Ortúzar, ha firmado con el Racing de Santander. El traspaso ha costado 4.500 pesetas".

Sin embargo, el destino tenía preparado otros planes para él y todo el resto del país. Sólo una semana después de que se anunciara el traspaso, vendría el frustrado golpe de Estado contra el gobierno e inmediatamente después la Guerra Civil, conflicto que mantuvo a la Liga suspendida hasta 1939.

A pesar de lo anterior, el chileno no vio frustada su posibilidad de jugar en Primera División. Una vez que retornó el fútbol, el volante pasó a las filas del Athletic de Bilbao, el equipo más importante del momento. Los "Leones" venían de lograr cuatro títulos de Liga y cuatro de la Copa del Rey, en la primera mitad de la década del 30, y como Ortúzar tenía ascendencia vizcaína por sus cuatro abuelos, no tuvo problemas para jugar en un equipo que desde 1911 no aceptaba jugar con extranjeros (ver recuadro).

Con los rojiblancos debutó precisamente frente al Erandio, en un partido por el campeonato regional. Acá, los de la Primera División no tuvieron piedad con el ex equipo del chileno y lo golearon por 6-1, un jueves 12 de octubre. Desde ahí, Ortúzar jugó con Athletic durante cuatro temporadas, en las cuales aparecería como titular en la mayoría de los 70 partidos de liga, 24 de Copa y cinco del campeonato regional. Sólo en el último año que jugó con esos colores, en 1943, pudo levantar un título profesional, cuando los vascos consiguieron otra vez el doblete. Sin embargo, no fue capaz de anotar un sólo gol en los 99 partidos que disputó con los de Bilbao, una situación que llegaría casi hasta el final de sus días en Primera.

Antes de eso se cambió de equipo. Al igual que muchos otros vascos, el chileno pasó a jugar al Valencia, que en ese entonces contaba entre sus filas con Guillermo Gorostiza, delantero histórico de Athletic. Las crónicas de la época dicen que Ortúzar se habría mudado a los "che" sólo para no tener que seguir marcando a "La Bala Roja", con quien tenía problemas personales. Y junto con él, en 1944, tuvo que viajar hasta Barcelona para enfrentar a su ex club en la final de la Copa del Rey.

Eran 62 mil los espectadores que repletaron el Montjuic y que, probablemente, habían hecho esfuerzos extremos para conseguir una entrada, como vender los colchones sobre los cuales dormían. A las seis y media de la tarde comenzó el partido sin la presencia de Gorostiza, quien por una "lesión" no se midió frente al equipo de sus amores. Pero Ortúzar sí lo hizo, aunque sin mucha suerte: Athletic ganó dos a cero y recibió la copa de manos de Francisco Franco, en una ceremonia de sonrisas algo fingidas.

El mediocampista santiaguino finalmente jugaría cuatro temporadas con Valencia, equipo donde sumaría 8.010 minutos en 90 partidos, 89 de ellos jugados como titular. Pero falta lo más importante: el único gol de su carrera profesional. Fue en 1947, su último año en Primera. Valencia recibía a Deportivo La Coruña en la penúltima fecha y lo derrotaba 2-0, en un partido reseñado como bastante mediocre y con varias interrupciones, por lo que hubo que jugar hasta el minuto 92. Ahí apareció el chileno para tomar la pelota y anotar con una volea. Un gol del que nadie, excepto sus familiares, debe acordarse.

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