Bailando con la fea

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Si para un mortal común y corriente es difícil enfrentar la crítica, cómo será para aquellos que están acostumbrados a escuchar alabanzas.
Nadie es inmune a la adulación, ni siquiera el más estoico y descreído de los genios. Tanto halago termina creando una sensación de infalibilidad. Paradojalmente, ésta confianza es requisito de la grandeza y a la vez causa de la perdición de tantos cerebros brillantes.
Por eso, siempre es interesante conocer la reacción de personalidades exitosas ante el rechazo. Dos ejemplos ayudan a entender cómo responden los grandes cuando les toca bailar con la fea.
Steve Jobs, el CEO de Apple, tiene una carrera que, aunque ha sabido de altibajos, en las últimas décadas sólo ha conocido de triunfos. Los más recientes: el iPod, el iPhone y el iPad, gadgets que han sido aclamados globalmente. Esto, hasta que salió el iPhone 4, que ha recibido críticas por las dificultades de conectividad que presenta para los usuarios zurdos. ¿La reacción de Jobs? Si les gusta, cómprenlo; si no, ustedes se lo pierden.
Una respuesta similar obtuvieron los críticos de Solar, la última novela de Ian McEwan, autor de éxitos como Expiación o Sábado. Enfrentado por primera vez a recensiones negativas, McEwan, tal como Jobs, hizo ver sus detractores que no hay nada de malo con su obra. Para ambos, el problema son los críticos.
Genios, sin duda. Aunque, claramente, la humildad no es parte de su grandeza. (IIS)

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