Baja en matrícula municipal revela búsqueda de calidad
<br>
El futuro gobierno tiene como tarea fundamental abordar un proceso de mejora de calidad de la enseñanza aplicando reformas que, si bien han sido claramente identificadas como necesarias, no han contado hasta ahora con el respaldo suficiente para su aprobación y aplicación.
Este medio informó la semana pasada que en 2010 los alumnos matriculados en colegios particulares subvencionados representan por primera vez el 51% del total de alumnos en el país, cuando hace 10 años eran sólo el 36%.
Esta cifra revela que muchos apoderados han optado por trasladar a sus hijos del sistema municipal a los colegios particulares subvencionados, motivados por los malos resultados que éstos han obtenido en el Simce y por la suspensión de clases impuestas por los paros docentes y movilizaciones estudiantiles, que significan incluso meses menos de clases cada año. Ello, aunque eso les signifique incurrir en mayores gastos e inconvenientes para sus hijos producto del cambio de establecimiento.
A la luz de esta realidad, el próximo gobierno debe enfrentar en el ámbito de la educación impartida por los colegios municipales la prioridad de restablecer su normal funcionamiento y que cumplan el calendario escolar. También deben corregirse los problemas de gestión -por ejemplo la rigidez que impone el Estatuto Docente- y los de naturaleza más pedagógica que inciden negativamente en la calidad de la educación impartida.
No debe olvidarse que los colegios municipales llegan a lugares y segmentos que en muchos casos no pueden ser asistidos por los particulares subvencionados, de manera que no hay opción posible para los alumnos. Luego, en su mejoramiento está la única posibilidad para ellos de lograr oportunidades de trabajo en el futuro.
El otro foco de atención de la gestión de educación debe estar en los colegios particulares subvencionados que, como se ha señalado, han visto aumentada sustancialmente su matrícula en los últimos años.
Si bien estos colegios muestran mejores resultados académicos que los municipales, esas diferencias son marginales y por ello es necesario que también se promuevan en ellos mejoras sustanciales en la educación impartida.
Hay que considerar que estos colegios no cargan con las limitaciones que impone el Estatuto Docente y, por ende, cabría exigirles mejores resultados, aun cuando tampoco reciben los recursos adicionales que algunos municipios les entregan a sus establecimientos por encima de la subvención educacional. Es obvio, entonces, que adolecen de muchas de las falencias presentes en el sistema estatal y de otras que tienen que ver con la forma en que enfocan los procesos de formación de los alumnos y la capacitación de sus profesores.
La clave de los cambios en esta área debería estar en fomentar sus principales potencialidades, que son la capacidad de adecuarse a los requerimientos de sus alumnos y competir entre sí por obtener la preferencia de los padres.
En lo primero, se requiere otorgar mayor flexibilidad en el diseño de los programas educativos e impulsar el mejoramiento en la preparación de los profesores, donde juega un rol relevante la acreditación de las carreras pedagógicas.
En lo segundo, cabe incentivar un involucramiento más activo de los padres como pieza fundamental en el proceso formativo de sus hijos, a través de la entrega de información clara y continua, tanto sobre el desempeño general de los colegios como en el rendimiento individual de los estudiantes. Un aporte útil sería la entrega a cada familia de los resultados obtenidos en el Simce.
El aumento de la matrícula en los colegios particulares subvencionados, en desmedro de los municipales, demuestra que los padres están atentos a buscar las mejores opciones de educación para sus hijos. Fortalecer esa capacidad de decisión puede ser una contribución relevante al mejoramiento de la calidad de la educación en Chile.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.