Banco Santander advierte sobre bajo impacto de reformas financieras

<P>Entidad estima que el desafío es abordar políticas de educación a los clientes.</P>




Asimétrico ha sido el avance de las reformas legales pro consumidores, si se compara con el de las iniciativas que buscan potenciar la educación financiera, sostiene Pablo Correa, economista jefe de Banco Santander. Este escenario provoca una paradoja: se avanza en transparencia, claridad y entrega de mayor información, pero se minimiza el impacto real de este esfuerzo regulatorio. "Todo queda cojo si la gente no es capaz de internalizar estos conceptos a la hora de tomar decisiones", plantea.

Ejemplos, agrega, hay muchos. Uno de los más emblemáticos es el de la Carga Anual Equivalente o CAE, instaurada por el Sernac Financiero, que entrega información sobre el costo total efectivo del crédito; es decir, lo que tendrá que salir del bolsillo del cliente, incluyendo seguros, comisiones y cobros adicionales.

El problema es que hay gente que aún no sabe qué significa. Algunos la confunden con el Crédito con Aval del Estado y otros piensan que es un descuento. Pese a los esfuerzos de las autoridades, la mayoría de las personas se fija únicamente en el monto de la cuota, un tema que aborda el segundo Policy Paper del Banco Santander, que busca "nuevos horizontes para la educación financiera en Chile". Correa subraya que mientras la educación financiera no esté considerada dentro de los objetivos y deberes centrales de la autoridad pública, los cambios normativos "no van a madurar ni van a tener efecto".

Camino recorrido

Hasta hace poco, la educación financiera no estaba en el radar del sector público y tampoco del privado. Para Correa, el Sernac Financiero fue el punto de inflexión que cambió la conducta del mercado, obligando a incorporar dentro de los objetivos y las políticas de negocio la transparencia, la entrega de información adecuada y la atención a los clientes posventa.

Pero no es suficiente, cree. "Si no se educa financieramente no va a cambiar mucho la película y ese es un mal negocio para la industria de servicios financieros, a la cual hoy se le exigen mejores prácticas que a otros sectores".

En una mirada de mediano y largo plazo, sugiere incorporar dentro de las políticas comerciales el tema de educar a los clientes. En caso contrario, advierte, el riesgo es que la respuesta frente a la frustración pública sea una seguidilla de regulaciones que al final afecten el negocio.

Hacia dónde avanzar

Correa puntualiza que no hay soluciones de corto plazo. Por eso propone que se incluya dentro de las mallas curriculares de educación primaria y secundaria programas temáticos vinculados al ahorro y el endeudamiento, tal como existe en países de la Ocde, para que los jóvenes tengan conocimientos financieros antes de transformarse en un público objetivo.

A mediano plazo, lo ideal es una asociación público-privada, opina. El rol del Estado sería visar iniciativas financieras de las entidades privadas, y eso se puede complementar con iniciativas de agencias de gobierno, focalizadas a sus grupos de interés.

En tanto, el sector privado debería hacer alianzas con universidades, centros de estudios o el sector público, que se ajusten a las buenas prácticas de la Ocde y que, además, no tengan oculto un trasfondo comercial.

El ejecutivo apunta que estos programas se deben extender a segmentos de la población que no están bancarizados. Según explica, no es posible maximizar los resultados de mediano y largo plazo, "a menos que se empiecen a abordar desde ya este tipo de cosas. Ser percibidos como una industria que no retribuye ... el resultado de eso siempre va a ser una sobrerregulación", anticipa.

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