Base naval antártica: la única que cuenta con refugio antitsunami

<P>Su propia dotación, de nueve marinos, lo ideó e instaló sobre a 500 metros de la base Prat. </P>




Un arduo trabajo físico y estratégico significó para los nueve oficiales de la Armada que viven los 365 días del año en la base naval Arturo Prat, diseñar y construir con sus propias manos el primer refugio antitsunami que existe en la Antártica, convirtiendo a la base chilena en un referente para el resto de los países con presencia en el continente blanco.

Si bien esta base, ubicada en la Isla Greenwich, cuenta con un refugio para protegerse en caso de incendio, no contaba con uno específico en caso de tsunami y que incluyera las necesidades relativas a las condiciones extremas que hay en la Antártica. "Nuestra base está pegada a la costa, por lo tanto a nivel del mar en zona de inundación. No por vivir acá estamos libres de los terremotos. Por eso buscamos un sitio sobre la cota 20, y encontramos uno a 38 metros sobre el nivel del mar y a 500 metros de la base, para construir nuestro refugio, explica desde la Antártica, el comandante de la base naval Arturo Prat, capitán Tomás Carvajal.

La primera base chilena que se levantó en la Antártica en 1947, cumpliendo labores de soberanía, tráfico marino y observación meteorológica, es ahora la más preparada para un tsunami. Como no existen camiones y el frío es extremo, fue armada y probada primero en la base con termopaneles reforzados tipo mecano. Hecho los ajustes, luego fue desarmada y trasladada a pulso, parte por parte, por los propios efectivos al cerro Poisson, donde fue instalada nuevamente como su ubicación definitiva.

Cuenta con iluminación y sistemas de comunicación autónoma, además de agua y víveres. "Está construida bajo el precepto de un iglú, pero mucho más firme, con cerchas metálicas reforzadas. Aunque caigan tres a cuatro metros de nieve como pasa acá, con vientos huracanados, va a resistir y no se va a hundir. Nos preocupamos de que el acceso esté siempre despejado", señala Carvajal.

La idea de contar con esta estructura surgió hace varios meses, durante la etapa de instrucción y sobrevivencia en nieve que dura un año entero. Este año de "apresto" es fundamental para prepararse física y psicológicamente para soportar el aislamiento extremo y las inclemencias climáticas. La última visita que recibieron fue el rompehielos Viel que les trajo pertrechos en el mes de abril. El próximo llegará en octubre, pasado los meses más duros del invierno y donde las temperaturas llegan a -25°C, y la sensación térmica, es aún más fría con el viento.

"Hemos hecho las pruebas y la estructura del refugio nos permite temperaturas de 3° sobre cero, lo que es bastante favorable en un espacio de cinco metros de largo, 2 metros de ancho y 1,5 metros de alto" puntualizó el oficial. Además, de esto, aseguró que han realizado operativos de ensayo para establecer puntos de reunión ante una emergencia.

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