Bicentenario editorial: volver al XIX, después de vivir un siglo

<P>Viejas y nuevas prácticas historiográficas se ven las caras mientras se acercan los 200 años de la República. Títulos recién aparecidos, más los que se piensa lanzar este año, constituyen una combinación que habla de velos que se corren, miradas que se amplían, episodios y vidas que se reexaminan. El énfasis está puesto en el siglo fundacional de Chile.</P>




El Parque Bicentenario, el vino Bicentenario, el canal televisivo del Bicentenario, además de la elección del quiltro del Bicentenario. Era dable prever que, con la cercanía de los 200 años de la primera junta de gobierno, la palabra Bicentenario se haría recurrente, cuando no invasiva. Y los libros, ¿cómo van ahí?

El señalado término confiere cierto estatus a las obras que traen el pasado al presente o que sacan punta a las diversas variantes del patrimonio nacional. Si en noviembre de 1908 un decreto gubernamental creó la Biblioteca de Escritores de Chile o "Biblioteca del Centenario" -11 títulos escogidos "por su mérito intrínseco o por revelar el estado de cultura o mentalidad de un determinado período de la historia patria..."-, a fines del XX la editorial Pehuén impulsó con otros sellos la Biblioteca del Bicentenario. El proyecto arrancó con un clásico del Abate Molina (Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile, de 1776), presentado en enero de 2001 por el Presidente Lagos en La Moneda, pero al no haber un compromiso estatal de adquisición sistemática de obras, acusan en el sello impulsor, los editores se fueron bajando de la iniciativa, que sigue lanzando títulos con Pehuén casi en solitario.

En tanto, la Cámara de la Construcción, la UC y la Dibam dieron origen a la Biblioteca Fundamentos de la Construcción de Chile, que reúne 100 libros de ciencia, técnica y conocimiento. Entre los títulos ya publicados, en papel y en la web, destacan 29 volúmenes de la Historia física y política de Chile, de Claudio Gay.

De cerca y de lejos

El largo período fundacional de la República ha atraído de distintos modos al esquivo público lector. Para refrendarlo están las tres ediciones de Historias del siglo XIX chileno (Vergara, 2006), en la que historiadores de la UC apuntaron a episodios como la "Cuestión del sacristán" y el suicidio de Balmaceda. O bien, Historia de la vida privada en Chile (Taurus, 2005-2007), cuyos dos primeros volúmenes tuvieron capítulos decimonónicos.

Desarrollos historiográficos y necesidades editoriales han fundido viejas y nuevas prácticas. Como el escudriñar en la vida de los grandes personajes. Si O'Higgins revivió en Bernardo, de Alfredo Sepúlveda (B, 2007), la "pratmanía" fue más lejos: La imagen heroica en Chile. Arturo Prat, Santo Secular, de William Sater (Centro de Estudios Bicentenario, 2005), fue complementada en 2009 por la novela Prat, de Patricio Jara (Bruguera), y por el rescate de un episodio más bien novelesco en Prat. Agente secreto en Buenos Aires, de Diego Lascano y Piero Castagneto (Ril). Por su parte, Cristóbal García Huidobro, uno de los señalados autores de las historias decimonónicas, acaba de publicar Yo, Montt (B), sobre el presidente del decenio 1851-1861, mientras Manuel Vicuña lanzó un ensayo biográfico acerca de Vicuña Mackenna, adversario de este último (Un juez en los infiernos, UDP). Patricia Arancibia, en tanto, hizo lo propio con Federico Santa María (Biblioteca Americana). "Hoy, cuando se ha producido una revalorización del individuo como actor fundamental de la historia, la historiografía se ha preocupado de sacar a luz la vida privada y cotidiana", señala la autora.

Lo anterior corre también para gente sin celebridad cuyas vivencias reconstituyen escenas. En 2009, Ril publicó las memorias del soldado Antonio Barrena Lopetegui, De la toma de Valdivia a la victoria de Yungay, así como una edición corregida y aumentada de los Relatos de un ex combatiente de la Guerra del Pacífico y la Revolución de 1891, de J. Arturo Olid García. A estos cabe agregar Desiertos de esperanzas, de Carlos Méndez (CE Bicentenario, 2009), sobre la suerte de los veteranos chilenos y peruanos de la Guerra del '79.

También hay nuevas lecturas de cuestiones que reflotan hoy, como los conflictos con los vecinos del norte. Si Del altiplano al desierto (Ed. Universitaria de Valpo., 2007) supuso una precuela de la Guerra del Pacífico, donde dos de los ocho autores son bolivianos, otro tanto puede decirse de la intervención de investigadores peruanos en La Confederación Perú-Boliviana 1836-1839 (Unab/Centro Barros Arana).

A pesar de este auge surgen voces críticas: "Falta mucho por hacer sobre el siglo XIX", señala Alfredo Jocelyn-Holt. "Falta una visión de conjunto. Es un siglo extraordinario y mi impresión es que no se le ha tomado debidamente en serio", agrega,

¿De qué estuvo hecho el siglo en que los historiadores oficiaron muchas veces de sacerdotes del culto republicano? El largo período permite entrar por varios accesos. Considerar, por ejemplo, el ítem identitario -a qué se pertenece, a qué se adhiere-, lo que han hecho publicaciones de Lom como Identidad y nación entre dos siglos, de Bárbara Silva, y ¿Chilenos todos?, de Julio Pinto y Verónica Valdivia, acerca de la dicotomía inclusión/exclusión en la primera mitad de la centuria.

Otro tanto podrán aportar en marzo los dos volúmenes de Nación y nacionalismo en Chile. Siglo XIX (CE Bicentenario). Con la edición de Gabriel Cid y Alejandro San Francisco, 17 autores se adentran en la "invención del roto" como símbolo de la chilenidad, en los himnos patrióticos como seña de identificación y varios otros temas. Todo lo anterior, sin obviar las miradas a lo que pudimos ser y no fuimos: ahí está Gabriel Salazar que, empeñado en "ajusticiar el fantasma de Portales", se despachó Mercaderes, empresarios y capitalistas (2009), donde plantea que el país se farreó la oportunidad de dar con una "vía chilena al capitalismo".

Y como la novela histórica es una entrada, reaparece la figura de Alberto Blest Gana. Ediciones B había hecho lo suyo con Martín Rivas y ahora Universitaria se apresta a lanzar la edición de Iván Jaksic de Durante la Reconquista (1879). Un volumen despojado de las múltiples erratas del original impreso en París y acompañado de unas 800 notas explicativas, así como la aclaración de chilenismos, americanismos y otros asuntos lexicográficos. Lo importante, dice Jaksic, es "rescatar una obra que revela la mirada escéptica de un escritor maduro y golpeado respecto de la Independencia. Esperamos que no todo sea triunfalismo en este Bicentenario".

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