Burbuja inmobiliaria es un peligroso riesgo para China
<P>Desarrolladores generan más de 15 millones de unidades nuevas al año. </P>
En desolados salares en la periferia de la sexta ciudad más grande de China, decenas de enormes rascacielos a medio levantar yacen como monumentos a los excesos y al optimismo del mercado inmobiliario chino.
Cuando se trata de manifestaciones físicas de la burbuja inmobiliaria de China, pocos ejemplos pueden superar este intento de copiar a Wall Street en un páramo ubicado a 40 kilómetros de Tianjin y a 150 km de Beijing. Los planos del Distrito Financiero de Yujiapu copian la silueta de Manhattan, incluyendo un sustituto del Rockefeller Center y un par de torres gemelas muy similares a las que cayeron el 11 de septiembre de 2001.
Pero después de años de alzas de los precios y de un frenesí en la construcción en todo el país, la burbuja de los bienes raíces de China está mostrando serios síntomas de estrés y ahora está en duda el destino de este proyecto.
El mercado inmobiliario del país tiene apenas 15 años y nadie ha experimentado una crisis de este tipo, porque, antes de fines de 1990, la mayoría de los residentes urbanos en la China poscomunista disfrutaban de viviendas gratuitas por medio de sus "unidades laborales".
Los bancos chinos comenzaron a emitir préstamos para la vivienda en 1997 y aún en 1994 un funcionario del banco central encargado de traducir un documento estadounidense se vio obligado a acudir a Taiwán para obtener ayuda, porque ningún diccionario en Beijing tenía el término chino para "hipoteca".
Incluso, antes de la crisis financiera mundial de 2008, muchos ya advertían de una burbuja inmobiliaria en China, lo que llevó al gobierno a aplicar restricciones para la compra y exigir pagos iniciales con el fin de frenar el alza de los precios.
Pero cuando llegó la crisis y la economía entró en caída libre, Beijing decidió que no tenía otro remedio que inflar nuevamente la burbuja inmobiliaria con una nueva ola de crédito. El resultado fue un rebote inmediato y un aumento de la deuda total de la economía. De representar cerca del 140% del PIB a fines de 2008 pasó a más del 250% a fines de junio.
El gobierno tiene un enorme incentivo para seguir bombeándole aire a la burbuja, ya que todas las tierras son técnicamente propiedad del Estado y las ventas de terrenos representaron el 60% de los ingresos de los gobiernos locales, el año pasado, según estimaciones de JPMorgan.
Desde 2008, los precios de los terrenos se han quintuplicado, desencadenando a su vez incrementos en los precios de los activos, pero incluso cuando los valores se dispararon y la oferta se multiplicó, la demanda de viviendas y espacios para oficinas siguió al mismo ritmo, hasta este año.
Ahora los precios en 55 de las 70 ciudades más grandes de China cayeron en junio con respecto al mes anterior, en comparación con sólo 35 ciudades en mayo, acelerando la tendencia a la baja que comenzó a principios del año y marcando el descenso mensual más agudo de los precios desde diciembre de 2008.
"El mercado de los bienes raíces de China parece haber alcanzado el punto de inflexión", dijo Zhu Haibin, economista de JPMorgan.
Hasta 2011, el mercado experimentó principalmente escasez en la oferta, pero actualmente la superficie total en construcción es suficiente para satisfacer más de cuatro años de demanda a nivel nacional. En algunas de las provincias más afectadas hay suficiente oferta para más de siete años de demanda.
El stock de viviendas existentes en China ya es más que suficiente para que todas las familias tengan su propio hogar, sin embargo, los desarrolladores siguen generando más de 15 millones de unidades nuevas al año.
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