Buscando la oportunidad de negocio

<P><I>Llegó hace cuatro meses al país para introducir su empresa al mercado latinoamericano. El año pasado facturó más de un millón de dólares. </I></P>




A fines del 2011, junto a otros tres socios, creó Camaloon, plataforma web de distribución de productos personalizables como poleras, vinilos, chapitas o imanes, que busca "llevar el arte del museo a la vida cotidiana".

Bettina Gross es una alemana / italiana de 25 años que se interesó por el marketing online debido a su gusto por el diseño y por la posibilidad de generar una nueva vía de distribución. Estudió economía en Francia y Alemania y se encuentra en Santiago participando en Startup Chile, para introducir Camaloon al mercado Latinoamericano.

Cuenta que "nuestra historia de crecimiento fue de película": un equipo de cuatro personas (dos desarrolladores, una persona dedicada al desarrollo de negocio y ella, con experiencia en marketing) que se reunió en Barcelona, España, a dar los primeros pasos en una 'mini oficina' ubicada en un garaje. "Desde las ventanitas del garaje pudimos ver la Sagrada Familia y todos los turistas pasando con las cámaras a mano, pero en vez de salir con ellos a descubrir la ciudad, nos quedamos horas y horas trabajando", afirma.

Así fue el inicio de Camaloon, descubriendo la oportunidad del mercado. Bettina dice que lo que más caracteriza a la firma es la rapidez. "Empezamos con la intención de comernos el mundo y así multiplicamos la facturación por diez en el primer año, cerrando en US$ 700 mil", afirma.

En 2013 dieron otro salto, con nuevas líneas de productos y una expansión al norte de Europa (Alemania, Holanda, Inglaterra, Irlanda) donde consiguieron su objetivo de ventas y alcanzaron una facturación de US$ 1,7 millones.

Llegó a Chile hace cuatro meses porque, según cuenta, "miramos el mapa desde arriba como pájaros y viendo la situación económica, social y política era fácil ver que Chile eranuestra mejor opción para empezar y después de estudiar más en profundidad las relaciones externas y tratos de comercio, tomamos la decisión".

Afirma que lo primero fue poner en marcha las operaciones de producción y exportación de la empresa. Para ello, dice, "recluté a los diseñadores e ilustradores más influyentes del continente y empecé las primeras campañas de marketing y venta".

Bettina señala que a través de la página de Camaloon los usuarios pueden crear sus propios productos, "por ejemplo, convirtiendo fotos del verano a la playa en imanes para el refrigerador", o comprar productos ya creados por una comunidad de artistas global.

Respecto de sus próximos desafíos, dice que aspira a generar productos de la misma calidad en cualquier parte del mundo. "Esto ha sido el desafío más grande", apunta. "Para optimizar nuestros procesos de producción y adaptar los archivos a los distintos materiales y máquinas de impresión, trabajamos con nuestra propias herramientas tecnológicas. Hoy estoy orgullosa de decir que logramos la misma calidad acá en Santiago que en nuestra primera fábrica en Barcelona", añade. El próximo paso, confiesa, es la internacionalización hacia los Estados Unidos.

Camaloon cuenta con un equipo de 50 profesionales ubicados en distintos lugares del mundo para una demanda de 45.000 usuarios.

Bettina sostiene que le sorprendió positivamente el ambiente emprendedor y el clima de negocios que hay en Chile. "Tuve la impresión que todos tienen un proyectito en mente y tuve la suerte de conocer a muchos emprendedores que se dedican a levantarlos día a día". ¿Qué falta? "Obviamente nada es perfecto, pero creo que vamos por buen camino y que las herramientas que Chile pone a disposición a sus emprendedores y aspirantes son muy loables e incluso escasas en otras partes del mundo".

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