Búsqueda de soluciones de fondo para los problemas del Transantiago

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El Transantiago sigue mostrando hoy una buena parte de los defectos que lo han caracterizado desde su diseño e implementación, y hasta ahora no existen propuestas que apunten a superarlos definitivamente, pudiendo incluso transformarse en un problema aun mayor en el futuro. Los diagnósticos indican que las causas de fondo de su mal desempeño no han sido suficientemente abordadas por las medidas diseñadas para mejorar el sistema, pese a que muchas de ellas apuntan en la dirección correcta.
En este sentido, es positivo el anuncio de un alza de $ 20 en la tarifa a partir de mayo, que se agrega a la de $ 30 decretada en marzo pasado. Es claro que si el precio del pasaje no refleja los costos de operación del sistema, se generan múltiples distorsiones que hacen imposible su sano funcionamiento. Aun así, la tarifa seguirá estando por debajo de los cerca de $ 600 que se estima debiera alcanzar.
También es oportuno que el ministro de Transportes haya anunciado mayores sanciones para quienes evadan el pago del pasaje -un fenómeno que en febrero superó el 17% de los viajes, llegando incluso al 33% en algunas zonas-, pues castigar el no pago es indispensable. Sin embargo, es necesario revisar si es realista cobrar multas que pueden llegar a los $ 184 mil, un monto que corre el riesgo de hacer impracticables las sanciones. 
Más allá de estas medidas, es necesario recordar que las soluciones que requiere el Transantiago son de orden sistémico, al igual que lo son sus falencias, que se iniciaron con una planificación centralizada que no tuvo en cuenta el rol ni los incentivos de los actores involucrados en el transporte urbano y que no fue diseñado -a la luz de los resultados- considerando las necesidades y características reales de los usuarios. Esa óptica dirigista llevó a un diseño ineficiente de las mallas de recorridos, a una mala estimación de la demanda, a un cálculo incorrecto de los costos y a una modalidad de financiamiento que se reveló inviable. Así, de un sistema que en teoría debía lograr mantener una tarifa baja y autofinanciarse sin aportes del Estado, se ha llegado a uno en que la tarifa debe aumentar sustancialmente para sincerar los costos y que depende en gran medida de los recursos fiscales.
En el proceso, además, los mecanismos diseñados por el gobierno anterior para obtener dicho financiamiento -incluso algunos declarados inconstitucionales, como el préstamo del BID- han hecho del Transantiago un sistema rehén de la contingencia política, al tiempo que no ha satisfecho las expectativas de calidad de los pasajeros. Tampoco ha logrado, al igual que los sistemas que lo precedieron, eliminar o reducir sensiblemente las externalidades negativas del transporte capitalino, como la congestión, contaminación y cantidad de accidentes.
Un enfoque efectivo, por ende, pasa por revertir muchos de los fundamentos dirigistas del Transantiago e introducir mecanismos de mercado que operen sobre la base de los incentivos que mueven las decisiones de los pasajeros y las empresas de transportes. Y, también, que hagan a éstas responsables en la solución de problemas como la evasión, el diseño de los recorridos, el número de buses o la frecuencia impredecible de los mismos.
Este análisis no es nuevo y, ciertamente, no lo es para las actuales autoridades de gobierno, pues muchas de ellas fueron críticas del Transantiago desde sus inicios y propusieron remedios en la línea de lo señalado aquí.
Estamos en presencia de un problema complejo que no tiene solución inmediata ni unívoca. A las actuales autoridades no se les puede exigir arreglar con rapidez un asunto de tales dimensiones. Sí se les puede pedir que expliquen el sentido general de las soluciones que planean alcanzar y sus plazos, para que se pueda evaluar si los pasos que se están dando son los adecuados. Es un debate que no admite dilaciones, pues, al ritmo de gasto actual del sistema, con un déficit mensual que en algunos cálculos bordearía los US$ 50 millones, el subsidio otorgado hasta 2014 no alcanzará hasta esa fecha.

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