¿Cambio en el plan de vuelo?
Un proyecto urbano complejo, como el Portal Bicentenario, necesita de una institucionalidad que permita una gestión urbana integral, marco que hoy no está disponible. A consecuencia de ello, este proyecto ha recurrido persistentemente a "ropa prestada" de varios servicios públicos para avanzar en su implementación, que, por cierto, es ambiciosa y, en términos generales, de interés para la regeneración urbana en Santiago.
Hoy se suman la falta de prolijidad en su implementación legal (hay dos juicios pendientes) y la incertidumbre generada por las recientes declaraciones de la autoridad respecto de una eventual vuelta atrás, lo que abriría un espacio para un posible cambio en el "plan de vuelo" del ex Aeródromo Cerrillos. La verdad, esto es poco probable.
Emprendimientos como éste son comunes en el mundo, no sólo por la obsolescencia propia de las infraestructuras, sino también por el surgimiento de nuevas necesidades metropolitanas, incompatibilidad de usos, problemas funcionales, subutilización de los activos, etc. Uno de los casos más recientes es el del ex Aeropuerto Internacional de Berlín-Tempelhof, que cerró sus puertas en octubre de 2008, luego de más de cuatro años de disputas legales y que busca hoy aportar nueva funcionalidad, valor agregado y calidad de vida a los berlineses.
Cuando se analizan los casos de proyectos equivalentes al Portal Bicentenario, los tiempos de la ciudad, y en especial de estos proyectos, son de largo aliento. Si bien se ha afirmado que lleva nueve años y US$ 30 millones invertidos, la verdad es que de obras sólo lleva cuatro años, pues los anteriores fueron invertidos en desarrollo de estudios, plan maestro, modificación del PRMS, cierre del aeródromo, transferencia del activo al Serviu, etc.
Por otra parte, más allá de las rigideces generadas por obras ya realizadas y por falencias funcionales de la ex terminal que ameritarían inversión adicional, hay decisiones del Estado muy fuertes y rotundas que fueron señal clara para el sector privado de que no sólo dentro del portal habría oportunidades de desarrollo, sino también fuera de él. La desafectación de los conos de aproximación habilitó una gran cantidad de suelo que no tiene la contingencia que versa sobre el portal y que ya está en el mercado.
Abrir la posibilidad de una vuelta atrás de esa relevancia daña la certidumbre legal necesaria para cualquier industria y cuestiona nuevamente la seriedad de actos administrativos que asignan discrecionalmente pobreza y riqueza a través de los Instrumentos de Planificación Territorial.
El proyecto, como cualquiera de largo plazo, también ha sufrido cambios de énfasis. Primero, la imagen para el portal era convertirse en la "Nueva Ñuñoa"; luego, fue declarado lugar propicio para la implementación a gran escala de la Política de Integración Social del Minvu, y hoy parece razonable y legítimo que la nueva autoridad imprima un renovado sello al proyecto, sin que ello pudiese interpretarse como una total vuelta atrás.
Por todo lo anterior, más que un cambio de fondo, este "proceso de revisión" planteado por el Minvu debiese terminar en un ajuste de los objetivos, optimización de recursos, fijación de metas y, eventualmente, en la introducción de cambios en el modelo de negocio, que sin perjuicio de las buenas intenciones, volverá a topar con la inexistencia de herramientas institucionales necesarias para su adecuada implementación.
Este eventual cambio en el "plan de vuelo" será sólo un paréntesis dentro del desarrollo definitivo del proyecto. En otras palabras, un retraso en el despegue y no un cambio de destino. Buen viaje.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.