Cambios al currículum escolar
EN MEDIO de las movilizaciones estudiantiles ha pasado inadvertida una transformación de envergadura del currículum escolar chileno. No se trata de ajustes menores, sino de un nuevo marco para los niveles de primero a sexto básico en cinco sectores de aprendizaje. La razón que se ha esgrimido para este cambio curricular exprés es que se trataría de dar cumplimiento a la Ley General de Educación (LGE), que contempla seis años de enseñanza básica y seis de media. Este argumento no resiste el menor análisis, dado que la LGE estableció un plazo de ocho años para la implementación de dicho cambio, por lo que hay tiempo más que suficiente para abrir un proceso amplio de consulta y diálogo.
El cambio curricular tiene un grave vicio de forma: las propuestas están siendo refrendadas por un Consejo Nacional de Educación (CNED, ex CSE), cuya composición caducó hace dos años (con el paso de la Loce a la LGE). Uno de los modestos avances que significó la LGE, en relación a la Loce, fue el cambio de la composición del consejo, que pasó a estar integrado por personas sólo vinculadas al ámbito educativo (incluyendo un representante de la organización de profesores), eliminándose el representante del Poder Judicial y el de las Fuerzas Armadas. Han pasado dos años desde la promulgación de la LGE y se sigue operando con el antiguo consejo, lo que otorga una ilegitimidad de origen a los cambios en curso.
La política de currículum y evaluación bajo esta administración ha sido errática e ideologizada: primero fueron los "semáforos Simce", luego la reducción de horas de historia, el recorte de las horas de tecnología y educación artística, y ahora esta reforma. Lo más llamativo, pero como se ve no lo único, ha sido el cambio del término "dictadura" por "régimen militar", decisión, por lo demás, muy poco educativa, pues no se conoce ninguna clasificación, antigua o contemporánea, que reconozca la categoría "régimen militar" como una forma de gobierno o de régimen político.
Expertos en el área curricular de Historia, Geografía y Ciencias Sociales han manifestado su desacuerdo con los cambios introducidos en dicho sector, en los niveles de primero a sexto básico. Se critica el desacoplamiento de la enseñanza de historia y geografía de la formación ciudadana, la reducción de esta última a una lógica de disciplinamiento, la desaparición de las ciencias sociales (incluida la economía), además de un conjunto de errores técnicos en las secuencias curriculares. Concluyen los expertos que este sector adquiere un sospechoso parecido a la vieja y opaca asignatura de Historia y Geografía de los tiempos de la dictadura.
El nuevo ministro de Educación debiera pronunciarse e intervenir a la brevedad. Por lo pronto, detener el decreto con el cambio curricular, nombrar al nuevo CNED y no seguir operando con un consejo caducado.
Si se considera que llegó el minuto de un cambio curricular de fondo, hay que dar paso a un proceso serio, incluyente e informado, y dar el tiempo necesario para que la sociedad y los actores del sistema debatan y construyan acuerdos mínimos en esta delicada materia; de lo contrario, el currículum escolar entrará en una etapa pendular de sucesivos cambios según el signo del gobierno de turno. Los más perjudicados serán los profesores y alumnos que no terminarán de apropiarse del currículum vigente cuando comiencen a enterarse del siguiente. De perseverarse en este camino, será muy difícil seguir hablando en serio de calidad educativa.
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