Cambios de nombre alcanzan su nivel más alto de últimos 20 años
<P>Alza esconde otro fenómeno: jóvenes que fueron bautizados con nombres en inglés hoy los castellanizan para no frenar su ascenso social. </P>
Michael es un joven de 27 años que creció en una familia del sector sur de Santiago, que tras una buena racha logró subirse al tren de la movilidad social. El fue el primer miembro del clan en acceder a la universidad pero fue ahí también, donde por primera vez notó que su nombre no era tan bien aceptado como en el barrio o en su familia. Por eso, y para evitar burlas o malas caras, decidió empezar a presentarse como Miguel a sus nuevos amigos. El tema reflotó cuando egresó y se dio cuenta de que su nombre inglés sumado a su apellido español le restaba bonos a la hora de competir por un empleo. Hace un año y medio decidió hacer el trámite de cambio de nombre. Hoy es oficialmente Miguel. Un cambio que transformó su vida. Tanto, que prefiere que su nombre completo no sea revelado. No sólo lo reciben distinto, cuenta, sino que logró un mejor trabajo.
El último año marcó una cifra récord en la cantidad de chilenos que optó por lo mismo que Miguel. Según cifras del Registro Civil e Identificación, este trámite creció de 35.774 en 1991 a 47.903 en 2011. Incluye varios tipos de modificaciones: de nombres, de apellidos y reconocimientos tardíos de paternidad. En la Corporación de Asistencia Judicial manejan cifras más acotadas, aunque la tendencia se repite: los casos de cambio de nombre contabilizados por la entidad se triplicaron entre 2002 y 2011 (de 579 a 1.655).
"Hace 10 años, la mayoría de las personas que solicitaba cambiar de nombre, lo hacía porque tenía uno ri- dículo o porque había sido mal escrito en su partida de nacimiento. Pero ahora son más los que cambian su nombre o apellido por un tema de ascenso social", comenta Diana Balbontín, abogada del estudio cambiatunombre.cl.
Se trata de la generación de personas cuyos padres se sumaron a la moda -entre los 80 y 90- de ponerles nombres a sus hijos en inglés, la mayoría tomados de personajes del espectáculo estadounidense o británico. Y aunque sus progenitores buscaban transferir en algo el estatus que ese nombre "famoso" y extranjero le daba a su hijo, varios de ellos hoy resienten esa opción, pues revela su origen social.
Según cifras del Registro Civil, los nombres anglo irrumpieron en la sociedad chilena a fines de los 70. Así en 1983, Christopher aparece dentro de los 100 nombres más usados en el país para llegar al puesto 48 en 1988 (aunque sin h).
Los seis estudios de abogados especializados en cambios de nombre consultados por La Tercera confirman el fenómeno: entre el 50% y el 80% de las causas de este tipo que patrocinan actualmente tienen por motivación castellanizar un nombre extranjero o colocarse un apellido en inglés para que "haga juego" con su nombre en inglés.
Profesionales
La mayoría de quienes solicitan el cambio son profesionales entre 25 y 35 años que -al igual que Michael- crecieron en una de las miles de familias que en las últimas décadas lograron el ascenso social, ingresando a la clase media, que pasó de constituir el 29% de la población en 1970 al 45% en 2005, según cálculos del Instituto de Sociología de la U. de Chile. "Pertenecen a segmentos aspiracionales, diría del C3, son profesionales que fueron los primeros de su familia en ir a la universidad, vieron cómo sus padres compraron el primer auto y hoy encuentran que su nombre es un obstáculo para seguir ascendiendo socialmente", dice Luis Gajardo, director de Sociología de la U. Central.
Historias de ascenso
Enrique Browne es un ingeniero comercial de 28 años, originalmente bautizado como Enrique Kevin Jiménez Browne. "Mi segundo nombre nunca me gustó, sonaba raro y no se lo contaba a nadie", recuerda. Por eso, hace un año solicitó el trámite, eliminando 'Kevin' y cambiando el orden de sus apellidos (primero el de origen inglés y luego, el español). Los resultados lo sorprendieron: "No sé por qué, pero si tienes un apellido extranjero piensan que eres más importante. Hoy gano un millón de pesos más que antes del cambio, cuando optaba a puestos más básicos; ahora compito en cargos de tipo gerencial", cuenta.
Karime Sukni, abogada de Sukni & Compañía, dice que por historias similares a la de Browne, el aumento de este tipo de consultas ha sido explosivo. "Hace dos años teníamos una o dos consultas al mes y actualmente estamos llevando 10 causas de este tipo. Este año ha sido el que más ha tenido cambios de nombre por estatus".
La abogada dice que no son pocos los casos que tramita para cambio de apellidos y con el mismo trasfondo: personas que deciden cambiar su apellido por uno extranjero. Algunos, incluso, implican la sustitución del apellido de toda una familia. Ese es el caso de Italo -actor de 34 años-, quien junto a su padre, un tío, dos hermanos y tres primos eliminaron el Cortez como primer apellido y lo reemplazaron por Alfirovic. Y aunque el actor explica que el motivo fue adoptar el apellido del padre biológico de su abuelo, les trajo beneficios insospechados en términos sociales. "Me sorprende el trato que me entrega la gente ahora, me preguntan de dónde es el apellido, son más gentiles y hasta las minas me pescan más", dice.
Los requisitos
Fernando Ale, del estudio Ale & Compañía Abogados, agrega que este trámite se puede hacer sólo una vez en la vida y la ley considera tres causales para realizarlo: que los nombres sean ridículos o impliquen menoscabo para la persona, haber sido conocido por más de cinco años con otro nombre o apellido y que se quiera castellanizar o corregir la redacción. Claudio Valdivia, director de la Corporación de Asistencia Judicial de la Región Metropolitana, explica que el trámite legal se llama rectificación de la partida de nacimiento y consta de tres etapas: la solicitud patrocinada por un abogado, la entrega de las pruebas al juez y la resolución de una sentencia. Los casos duran entre tres y 10 meses, con un costo que va entre los 200 mil y 700 mil pesos. María Ignacia Álamos, abogada de Álamos Palma y Cía. explica que adicionalmente una vez autorizado el cambio de nombre se debe llevar la sentencia al Registro Civil, publicarla en el Diario Oficial, cambiar la cédula de identidad, avisar en los bancos y sacar nuevas tarjetas.
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