Campus: El mundillo de las universidades en 10 novelas

<P>Los colleges universitarios pueden convertirse en hogueras de vanidades. O de ambiciones. El ejemplo más reciente ocurrió esta semana en Oxford: Ruth Padel tuvo que renunciar a la cátedra de poesía por difamar al Nobel Derek Walcott. Campo de guerra, lugar del crimen o póquer de pícaros, la universidad es un gran terreno de historias, de la tragedia a la comedia. De Vladimir Nabokov a Philip Roth, la narrativa en inglés ha creado un género: la novela de campus, que relata las envidias, rivalidades y bajos instintos del mundo académico. Con gracia, humor y a veces violencia. </P>




Timofey Pnin llegó a Estados Unidos en 1940. Emigrado de Rusia, no hablaba inglés. Diez años más

tarde hacía clases de ruso en Waindell College; pero su idioma seguía siendo pésimo, no comprendía los códigos americanos y era el hazmerreír entre sus colegas. Pnin era un bicho raro en Waindell College, una institución pequeña y provinciana, pero próspera y típicamente americana: había profesores que hacían clases de "filosofía del gesto", recibían becas para estudiar los hábitos alimenticios de los pescadores de Cuba o enseñaban materias que odiaban. Como Leonard Blorenge, el director del departamento de literatura francesa, quien destacaba por dos razones: "Le disgustaba la literatura y no dominaba el francés".

Como Pnin, Vladimir Nabokov llegó a Estados Unidos en 1940. Hizo clases de ruso en Cornell y satirizó al mundo académico a través de las desventuras de su despistado personaje. Publicado por entregas en The New Yorker en 1955, el relato se ríe de la vida universitaria: los profesores invitados, las rivalidades, intrigas y comidillos, la farsa de ciertas disciplinas y la mediocridad ambiental.

Los colleges son miniuniversos y, como lo retrata Pnin, pueden convertirse en hogueras

de vanidades. O de ambición. El ejemplo más reciente ocurrió esta semana en Oxford. La poeta Ruth Padel había sido elegido para ocupar la cátedra de poesía. Era la primera mujer en el puesto en 300 años. Pero renunció después de que se revelara que jugó chueco: participó en una campaña sucia contra su rival, el Nobel Derek Walcott, ventilando acusaciones de acoso sexual que databan de la década del 80.

Campo de guerra, lugar del crimen, póquer de pícaros: la universidad es un gran terreno de historias, de la tragedia a la comedia. Y la narrativa en inglés ha hecho con ello un género: la novela de campus.

Bajos instintos

Jim Dixon es un joven profesor de historia medieval de una universidad de provincia. No es especialmente inteligente ni trabajador, pero quiere hacer carrera. No le gusta el mundo académico, pero no quiere perder su puesto de profesor asistente. Así, aunque le hace el quite al trabajo, trata de todas formas de quedar bien con el profesor titular. Se humilla como un Espinita; sin embargo, ni el portero recuerda su nombre. Y aunque es un bendito mediocre, su jefe no es mejor: no lo contratará por sus méritos, sino

por su habilidad para sonreír y moverse en su círculo social.

Jim Dixon es el protagonista de El afortunado

Jim, la primera novela de Kingsley Amis. Publicada en 1954, es un clásico del género. Amis recurría al humor para graficar las miserias del mundo universitario. Un arma que Tom Sharpe convirtió en su sello.

Estrafalario y mordaz, Sharpe ha hecho de los campus universitarios un festival del disparate. Porterhouse, un peculiar college de Cambridge, es el escenario de sus historias. Desde que un ex rector se gastó el dinero en Montecarlo, Porterhouse vive de donaciones, especialmente de los padres, que ven cómo sus hijos ingresan y se titulan a gusto. Pero un nuevo rector intenta cambiar las cosas y uno de los funcionarios más antiguos le hará oposición: Skullion, el portero.

En Zafarrancho en Cambridge (1974) Sharpe

mezcla sátira y comedia de enredos. En Porterhouse hay líos sexuales, adulterios, traiciones y una explosión de condones con gas. La normalidad llega, aparentemente, en Becas flacas (1995), la secuela. En ella, el rector ha muerto y el cargo queda en manos de... Skullion, el portero.

Menos paródico pero igualmente divertido, David Lodge es otro maestro del género, que suele utilizar los enredos amorosos como punto de partida. En Intercambios (1975) se adelanta a los reality de cambios de pareja: Morris Zapp, profesor en California y especialista en Jane Austen, es convocado a la universidad británica de Rummidge por un semestre, mientras su colega Philip

Swallow, académico de esta última, parte a ocupar su puesto en EEUU. El intercambio académico es también un cruce de culturas y, al cabo, un trueque

de parejas: uno y otro encuentran en la mujer de su colega un refugio del extraño mundo al que han llegado.

Profesor emérito de Birmingham, Lodge conoce bien la selva académica y el mundo de los congresos

internacionales. En ese ambiente situó El mundo es un pañuelo (1984): la historia de un profesor que se enamora de una chica que conoce en un seminario y la persigue por el mundo. Junto a la obsesión del protagonista, Lodge hace un hilarante fresco de estos viajeros frecuentes, que suelen cruzar sus teorías con su vida y donde abundan envidias, rivalidades y bajos instintos.

El sexo, en todo caso, puede ser un arma peligrosa en el mundo de lo "políticamente correcto".

Caza de brujas

El título lo dice todo: Desgracia (1999) es una de las novelas más notables y demoledoras de JM Coetzee. David Lurie es un desangelado profesor de literatura, dos veces divorciado y cliente de una prostituta que decide retirarse. Ante ello, se acuesta con una estudiante. Fue sexo acordado, pero ella lo denuncia. Y Lurie es sometido a un juicio público. Asqueado de la hipocresía del sistema, Lurie rechaza disculparse y renuncia. Se va a vivir al campo con su hija, donde lo espera una verdadera desgracia.

Coetzee es un enemigo del imperio de lo políticamente correcto, como Philip Roth. En La mancha humana (2000) el autor de Me casé con un comunista hace un manifiesto contra "la nueva caza de brujas" en EEUU. Coleman Silk es un apacible profesor de 70 años, un humanista a la antigua, que se condena por un comentario insignificante. Pregunta por dos alumnos que nunca van a clases: ¿Existen o son sólo humo negro?. Los alumnos en cuetión son de raza negra y uno de ellos

levanta una protesta. El viejo Coleman es aplastado

por el sistema, mientras las feministas avanzan como ejército y sobreviven resabios de antisemitismo. Lo peor acaso es que Coleman Silk también es negro.

La universidad como un cementerio de animales. Esa es la visión que entregó José Donoso en Donde van a morir los elefantes (1995). En ella relata la historia de Gustavo, un profesor chileno en el campus San José, y de Ruby, una colosal gorda gringa. Esperpéntica y alucinada, está poblada de seres extraños que dan cursos indescifrables. Se basa en su experiencia en Iowa, donde veía que los jóvenes escritores terminaban sin escribir nada y "enseñándole a la juventud cómo se debe escribir".

Entre los últimos aportes del género están Cicos prodigiosos (1997), una festiva novela de Michael Chabon, plagada de enredos e ironía, sobre un desastroso y escritor profesor de literatura que está bloqueado, se acuesta con la decana y no puede vivir sin marihuana. Y Sobre la belleza (2005), de Zadie Smith, la historia de dos familias y dos profesores de arte, rivales y antagonistas. Uno conservador y otro progresista,

y ambos son parte de un mundo snob, presumido y ridículo. Con enredos varios y farsas intelectuales, Sobre la belleza es también un homenaje a la novela de un viejo profesor de ruso, Pnin.

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