Carga tributaria de Chile se sitúa en torno a 20% del PIB tras reforma

<P>LyD estima que los ingresos netos por impuestos subirán 0,4% del PIB respecto del nivel actual. Se trata de poco más de US$ 1.000 millones extras para el Fisco en régimen.</P>




ALGO más de 60 cambios ha enfrentado el sistema tributario chileno desde el primer gran acuerdo político en esa materia, en 1990. La mayoría de las veces las modificaciones se propiciaron para financiar reformas sociales del gobierno de turno. Fue lo que ocurrió, por ejemplo, en 2003 con el inicio del Plan Auge, o esta semana con el proyecto aprobado para solventar una reforma educacional.

Pero, ¿qué efecto han tenido 22 años de transformaciones impositivas en el peso de esa carga sobre la economía chilena? Tras la reforma aprobada esta semana, un estudio de Libertad y Desarrollo (LyD) hace una primera aproximación y plantea que la carga tributaria neta chilena subirá en 0,4% del PIB respecto del nivel actual, hasta un umbral cercano al 20% del PIB. Se trata de poco más de US$ 1.000 millones extras de recaudación fiscal neta.

La carga tributaria neta mide el peso de los ingresos fiscales por impuestos como porcentaje del PIB, sin considerar los ingresos por concepto de seguridad social, explica el investigador del Programa Económico de LyD, Francisco Klapp. La distinción se hace para situar a Chile en el marco internacional, pues no todos los países consideran las leyes sociales como un gravamen. De hecho, al incluir la recaudación por seguridad social, la carga tributaria de Chile sube a 20,8% del PIB.

Según LyD, con esta nueva carga tributaria Chile se ubica en el lugar 23 de las 30 naciones Ocde, tres puestos sobre el nivel actual (20, con una carga de 19,4% del PIB sin reforma). Una carga tributaria neta de 20% del PIB implica un alza de seis puntos porcentuales respecto del nivel que tenía en 1990 -previo a la reforma- de 14,4% del PIB, según datos de la Dirección de Presupuestos (Dipres). Pero hay que considerar que el peso de los impuestos en nuestra economía no solo varía por cambios en las tasas de los distintos tributos, sino que, de manera muy importante, por la actividad económica y por el precio del cobre.

El académico de la Universidad de Chile, José Yáñez, si bien coincide con la estimación gruesa de que la reforma elevaría en torno a medio punto del PIB la carga neta, plantea que "el efecto en la trayectoria histórica es marginal, pues en la reforma no hay grandes cambios en materia de renta, gastos e IVA, como sí ocurrió en 1990".

Datos de la Dipres señalan que en 1990-1993 los ingresos tributarios crecieron a un promedio de 14,9% anual tras la reforma -aunque también ayudó la expansión promedio anual de 8,2% de la economía- y la carga pasó de 14,4% del PIB a 17,4% del PIB. Yáñez agrega que un nivel de 20% del PIB ya se dio entre 2006 y 2008, trienio marcado por los históricos precios del cobre (ver infografía), lo que elevó fuerte los aportes de la minería privada y Codelco.

La reforma tributaria del gobierno sube a 20% la tasa del impuesto de primera categoría que pagan las empresas por sus utilidades, que hoy es de 18,5% y en 2013 bajaba a 17% (tras el aumento transitorio para financiar la reconstrucción en 2010). Con ese nivel Chile se ubicará ahora en el lugar 25 de los 34 países de la Ocde: el noveno con la tasa más baja.

Sin embargo, Klapp advierte que si se mide la recaudación generada por el impuesto a las empresas depurado -sin considerar royalty, impuesto adicional y tributación de empresas del Estado-, Chile figura entre los países cuyas firmas más pagan. Estima que una tasa del 20% genera una recaudación en régimen de US$ 1.100 a US$ 1.300 millones, o 0,4% a 0,5% del PIB. Así, previo a la reforma, la recaudación por impuesto de primera categoría depurada es de 4,21% del PIB y con reforma sube a 4,7%. En ambos casos, se ubica apenas bajo Noruega (10,47%) y Luxemburgo (5,30%), cuyas empresas son las que más aportan.

El economista aclara que comparar tasas de impuestos es solo un punto de partida, pues cabe considerar que el concepto de "utilidad imponible" de la empresa, es decir, la base sobre la que se aplica la tasa, varía entre países por conceptos como gastos aceptables, depreciación, intereses o ingresos no renta.

Agrega que la posición de Chile entre los países cuyas empresas más aportan a la recaudación también se debe a que en la mayoría de las naciones Ocde sus estructuras tributarias cuentan con diversos incentivos y beneficios impositivos que, entre otros aspectos, apoyan el gasto privado en protección social, innovación, investigación y emprendimiento, mejoras de productividad, capacitación y formación laboral. Todo eso redunda en que la recaudación neta por el pago de impuesto por rentas empresariales sea menor como porcentaje del PIB en algunos mercados desarrollados.

Respecto del impuesto a las personas, dado que la reforma mantuvo la tasa marginal máxima en 40% a las rentas personales (segunda categoría y global complementario), Chile sigue en la medianía de la Ocde, aunque por arriba de EEUU y países de América Latina. Con la reforma, en todo caso, la tasa media máxima bajó en todos los tramos, entre 15% y 10%, según LyD.

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