Carla Cordua y Roberto Torretti, por amor a la filosofía

<P>El matrimonio de filósofos compartió el Premio Nacional de Humanidades 2011. </P>




"Somos profesores de filosofía", dice de entrada Carla Cordua (86) sobre su oficio y el de su marido, Roberto Torretti (81). Lo de filósofo es para los grandes pensadores, dicen ambos, ganadores del Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2011. "Me alegró muchísimo que el jurado nos premiara conjuntamente, porque estaban convencidos de que el aporte de cada uno de nosotros no habría alcanzado el nivel de excelencia que ellos le atribuyen si no hubiera intermediado el diálogo y la colaboración intelectual que hemos mantenido día a día por décadas", asegura Torretti, sentado junto a Cordua en su casa en el barrio Los Dominicos. Están rodeados de libros. En alemán, francés, inglés y latín.

Carla Cordua dejó su casa a los 18 años. Se casó, tuvo un hijo y se separó. Mientras estudiaba Filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, conoció a quien sería su compañero hasta el día de hoy: Roberto Torretti. El fue el único postulado al Premio Nacional. Ella había sido candidata cuatro veces. Este año no quiso que la nominaran, pero el jurado los eligió a ambos, el pasado 2 de septiembre, por unanimidad. Recibirán cerca de 16 millones de pesos y una pensión vitalicia, compartida, de 770 mil pesos mensuales. El jurado lo integraron el ministro de Educación, Felipe Bulnes; el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez; el rector de la U. de Valparaíso, Aldo Valle; José Luis Cea, de la Academia de Humanidades del Instituto de Chile, y Agustín Squella, último galardonado.

La esfera del hombre

Roberto Torretti aprendió a leer a los cuatro años con una guía telefónica. Cordua, a la misma edad, leyendo los diarios. Comparten la pasión por la filosofía, pero juegan en áreas distintas. Cordua practica la filosofía y en ciertos aspectos la funde con la literatura. Torretti desarrolla la filosofía de la ciencia. Cada uno ha publicado cerca de 20 libros. ¿Cuál los dejó más conforme? Cordua se queda con El mundo ético: ensayos sobre la esfera del hombre en la filosofía de Hegel. "Es sobre el filósofo alemán del siglo XIX. El volumen se publicó en España, en 1989. Le dediqué bastante tiempo, creo que es mi libro más logrado, porque había pasado 15 años estudiando al autor", dice.

Torretti va por el suyo, y elige uno publicado en 1983: Relativity and Geometry. "Este libro, sobre la Teoría de la Relatividad de Einstein, me costó bastante hacerlo; pero creo que es el que me salió mejor. También es el más reconocido". Pero hay un libro que fue un argumento clave para el jurado por el cual fueron premiados. Variedad en la razón: ensayos sobre Kant fue escrito por los dos y publicado en la Universidad de Puerto Rico, en 1992, país donde vivieron 25 años. Desde 1970 a 1995.

Antes, en la década del 50, se fueron de Chile becados a Alemania. Estuvieron en Colonia y Friburgo. Torretti hizo del filósofo Immanuel Kant su compañero de ruta y examinó los detalles fundamentales del pensamiento del autor de Crítica de la razón pura. La dedicación a su obra le ha valido reputación internacional. El catedrático español de la Universidad de Barcelona Jesús Mosterín asegura que Torretti, posiblemente, es "el mejor filósofo de la ciencia en lengua castellana y uno de los mejores en cualquier lengua". Mientras, Carla Cordua se ha especializado en el análisis de los conceptos de los filósofos alemanes Martin Heidegger y Peter Sloterdijk. Y, en los últimos años, se ha sumergido en las ideas del austríaco Ludwig Wittgenstein, el autor del Tractatus Logico-Philosophicus. Su cercanía con la literatura le ha valido estar en la lista de los libros más vendidos en Chile. Así ocurrió el 2003, con Cabos sueltos. Variadas reflexiones tomadas de sus cuadernos de apuntes, que estuvo 11 semanas en el ranking.

Parra, Lihn & Cía.

Luego de vivir en Alemania, la pareja se instaló en 1956 en Estados Unidos, donde Torretti obtuvo un cargo en las Naciones Unidas. Después, tras un breve estadía en Puerto Rico, regresaron a Chile a hacer clases de filosofía en la Universidad de Concepción. Ya en Santiago, en 1964, ambos fundaron el Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, con el fin de entregar conocimientos del área humanista a los ingenieros. El único requisito de Torretti fueron fondos para comprar libros. "Terminamos fundando una biblioteca, que en los 90 se fusionó con la biblioteca de Ingeniería", cuenta, y Cordua agrega, con cierto desencanto, que "los cursos eran complementarios de una actividad central. Esa parte era poco grata. Encontré que los estudiantes no se tomaban muy en serio los ramos humanísticos".

En 1970, descontentos con la reforma universitaria que arrancó dos años antes, deciden dejar Chile. El Centro de Estudios Humanísticos quedó a cargo del escritor Cristián Huneeus. "Cambió la política de contrataciones. Llegaron muchos poetas, artistas, que no se tomaron la vida pedagógica como nosotros. Terminaron haciendo happenings artísticos", dice Cordua sobre el ingreso de Enrique Lihn, Nicanor Parra, Ronald Kay, Jorge Guzmán, entre otros.

A los 86 años, Carla Cordua sigue con la afición que adquirió a los cuatro: leer el diario. Ante la discusión por la calidad de la educación, dice: "El país gasta muy poco en educación, los profesores son mal pagados y mirados en menos. En este sentido, Chile es todavía un país semisalvaje, donde se perciben mal las necesidades de la civilización. Creo que los estudiantes han tenido una lucidez que les ha faltado a los políticos". Para Torretti, el tema clave es la calidad. "Es cosa de largo aliento y, lamentablemente, se prefieren las metas que puedan cumplirse antes de la próxima elección".

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