Caso de Grecia revive fantasma de nueva crisis en países del bloque euro

<P>Alemania estima "prácticamente inevitable" salida de Grecia del euro, según revista Der Spiegel. </P>




¿Está preparada Europa para otra crisis griega? Esa es la pregunta que se están haciendo analistas y políticos en momentos en que nuevamente se habla sobre la posibilidad de que Atenas abandone el euro, justo cuando el bloque europeo está batallando para crecer y crear empleos.

Cuando estalló la crisis del euro hace cinco años en Grecia y que hizo temer que la Eurozona podría llegar a su fin, la canciller alemana Angela Merkel tomó dos decisiones que lograron alejar el peligro. En un tono categórico y que no admitía discusiones dijo que Atenas debía seguir perteneciendo a la zona euro y, al mismo tiempo, impuso una rígida política de ahorro fiscal a sus socios, una medida que aún sigue vigente.

Sin embargo, hoy, ante el riesgo de que el izquierdista partido Syriza emerja como vencedor en las elecciones presidenciales anticipadas del próximo 25 de enero en Grecia, Merkel habría cambiado radicalmente de opinión. Eso es al menos lo que informó el fin de semana la revista alemana Der Spiegel, que citando fuentes no identificadas del gobierno, aseguró que la administración de Merkel considera "prácticamente inevitable" la salida de Grecia del euro en caso de victoria del partido liderado por Alexis Tsipras y si éste decide abandonar la política de austeridad y dejar de reembolsar la deuda del país. Al mismo tiempo, la publicación sostiene que Berlín considera que "el peligro de contagio es limitado debido a que se considera que Portugal e Irlanda están rehabilitados". Además, los inversionistas estiman que la zona euro es hoy mucho más resistente, gracias al Mecanismo Europeo de Estabilidad y a la Unión Bancaria, creados como consecuencia de la crisis.

La recaída griega

Desde el inicio de su crisis en 2009 y después de reconocer que sus cuentas públicas escondían un abultado déficit que no se había comunicado a Bruselas, Grecia ha tenido que pedir a sus socios europeos y al FMI dos rescates por un total de 130.000 millones de euros. Luego de una larga recesión de seis años, el primer ministro griego, Antonis Samaras, ha dirigido al país hacia una leve recuperación y un presupuesto equilibrado. Para lograrlo, inició un programa de recortes de gastos y reformas destinado a aumentar la productividad y competitividad del país. Pero el trabajo no ha sido suficiente.

Para Costas Douzinas, director del Instituto Birkbeck para Humanidades de la Universidad de Londres, después de cuatro años de austeridad impuesta por el plan de rescate negociado entre Atenas y la Troika (UE, FMI y Banco Central Europeo), "la situación es mucho peor que al principio". "En 2009 la proporción del PIB respecto a la deuda era de 125%. Hoy, tras el recorte de salarios y pensiones, así como de los despidos, asciende a 185%", aseguró el experto, quien comentó que la popularidad de Syriza se debe a "la cifra de 30% de desempleo, que llega a 60% entre los jóvenes".

En ese sentido, Grecia ha seguido un rumbo diametralmente opuesto al de Islandia, otro de los países más afectados por la crisis de 2008. Según cifras del Banco Mundial, mientras el crecimiento del PIB de Grecia fue de -3% en 2013, el de Islandia alcanzó a 3%. En tanto, la deuda del gobierno central del país nórdico llegó al 113% del PIB en 2012, mientras que el del país helénico ascendió a 164%.

En este escenario, Alemania habría llegado a la conclusión de que no puede seguir cediendo a las presiones de Grecia, ante el peligro de que nuevas concesiones alienten a países como Francia e Italia -cuyas economías siguen frágiles- a dejar de lado sus reformas y le den más argumentos al Frente Nacional de Francia o al movimiento Cinco Estrellas, en Italia. "Los comicios (en Grecia) brindan la oportunidad para "una 'primavera griega', que puede llegar a otras partes de Europa", advirtió Douzinas.

Al respecto, el ex ministro de RR.EE. de Alemania, Joschka Fischer, dijo que "el resultado electoral en Atenas podría atizar el pánico en los mercados financieros, causando una crisis que amenazaría con propagarse a Italia, la tercera economía más grande de la Eurozona y, con cierto retraso, a Francia, la segunda economía más importante". Sin embargo, el primer ministro italiano, Matteo Renzi descartó "un efecto contagio de la crisis griega" en Italia, subrayando que el país es mucho más industrializado y que las tasas de interés para la deuda italiana siguen siendo muy bajas.

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