Caso de Jacinta Zañartu
<br>
Señor director:
Quisiera compartir la inmensa alegría y la esperanza que he sentido -y me consta que muchos otros también- frente al caso de Jacinta Zañartu. Creo que esa misma alegría nos ha impactado favorablemente a todos (o casi todos) los chilenos. En tiempos en que se presenta a nuestrao país como caído en la corrupción y el deterioro moral, y sólo vemos egoísmo, materialismo, afán de poder y otros vicios, es maravilloso ver renacer la nobleza de espíritu.
Este renacimiento se hace patente en la generosidad y amor hacia los demás, vistos en la actitud de gran parte de las personas que se han conmovido con el caso da Jacinta, estando dispuestas a apoyarla. Comenzando por la nobleza de Patricio Barrios y su familia, quienes donaron sus órganos mientras sufrían la tristeza de su partida.
La gran cantidad de gente dispuesta a donarle sangre -al nivel de desbordar la capacidad del banco de sangre de la clínica- y que ha estado preocupada por su estado, ha generado un positivo efecto en su familia. Padres, hermanos y todos los demás, se apoyan y alegran en la esperanza frente a tan triste, dolorosa y arriesgada situación. Qué bueno y hermoso volver a ver generosidad entre los chilenos.
Personalmente, esto me hizo cambiar mi perspectiva respecto de la donación de órganos. Me convirtió en donante voluntario de todo, cuando antes sólo donaba sangre. Es el amor el que nos da valor en nuestro paso por la tierra, y nada más.
Alberto Rozas Ortúzar
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.