Cat Power: "Mi nueva música es para escucharla en tiempo presente"
<P>La heroína del indie norteamericano habla sobre su transformación, personal y artística, antes de un nuevo show en Chile.</P>
Cae como una exclamación, demasiado aguda como para responder sólo a las buenas costumbres: Chan Marshall (41 años), la mujer tras el alias de Cat Power, escucha nombrar la palabra "Santiago" y suelta "genial, impresionante", al teléfono con La Tercera desde el aeropuerto de Nueva York, antes de comenzar otra gira que la traerá por Chile. La cantante se presentará el 25 de mayo en el Teatro La Cúpula del Parque O'Higgins (entradas a través de Puntoticket.cl).
"Ya he estado dos veces por ahí, ¿acaso no es cool?", dice en referencia a sus visitas de 2009 y 2011, con el ánimo por el techo y en sintonía la luminosidad de su último álbum, Sun: una colección de canciones optimistas, armadas con sintetizadores, lejanas a la obra atormentada que viene construyendo desde su primer disco, fechado en 1995.
Un catálogo que, temprano, recibió el empujón de Steve Shelley, el baterista de Sonic Youth, para elevarse a su estatus actual de musa del indie, pasando a heroína blues rock a punta de covers a Bob Dylan y The Rolling Stones, internándose en pasajes desgarradores, como el dúo para Good woman con Eddie Vedder de Pearl Jam, y recorriendo trances oscuros, como su hospitalización voluntaria en 2005 para tratar su alcoholismo.
Chan Marshall viene saliendo de un quiebre sentimental con el actor Giovanni Ribisi (Avatar, 60 segundos), pero según ella, nada de eso se ha colado en su nuevo trabajo. Ni en las ganas con que afronta sus viajes. De hecho, lo primero que quiere saber es si todavía está abierto el Bar Liguria de Santiago.
Lo está. ¿Por qué está asociado a sus recuerdos de este país?
Bien. Amo Santiago. Recuerdo una gran audiencia en los shows anteriores. Y el Liguria. Recuerdo a este tipo , ¿lo conoces? Ese que tocaba canciones de los Beatles en la calle, un personaje frecuente del bar. ¿Sabes cómo se llama, cómo ubicarlo? Uf, es legendario. Pero ahora, yendo a lo musical: será un show muy distinto a los anteriores.
¿Qué la motivó a este cambio de sonido, de look, de show en vivo?
Creo que todos tenemos esta necesidad de cambiar. Si permaneciéramos iguales, toda la vida, no es como si estuviéramos haciendo mucho.
¿Usted, personalmente, es una persona distinta?
No, porque todo lo que hago viene desde cuando era niña. Recuerdo que en la radio toda la mierda sonaba igual, toda la música que me gustaba sonaba de tal forma. Me gustaba, creo, porque nunca pensé que me dedicaría a la música. Pero además, estoy convencida de que ocurre un día a la vez. Quizás para mi próximo disco voy a salir tocando un jodido violín y nada más. Quién sabe. En todo caso, para Sun tuve que aprender. Nunca antes me había sentado frente a un computador a hacer música. Tenía como 125 partes y tomas para armar una canción, a diferencia de las otras veces en que tiraba un par de micrófonos y grabábamos todo en vivo en una cinta. De todas formas, cualquiera puede hacerlo. Es cosa de cortar y pegar y ya.
Sun retoma temas de su pasado. Hay una canción dedicada a su hija adoptiva. ¿Cuánto permeó su vida privada en su último trabajo?
No lo sé. Hay un montón de canciones que hice durante estos años y no lo lograron. Si me pongo a escuchar esas canciones, entendería quizás todo lo que pasó. Pero este disco se escucha en tiempo presente. No escucho el pasado.
Usted produjo este álbum, pero la mezcla estuvo a cargo de Philippe Zdar (Phoenix, Beastie Boys). ¿Por qué lo escogió a él?
Lo que pasó es que iba en mi auto, manejando. Y en la radio de Los Angeles programaron el último disco de los Beastie Boys (Hot Sauce Committee, Pt. 2). Escuché 10 segundos y dije 'miiiiieeeeeerda'. Es exactamente lo que estaba tratando de lograr. Amo ese sonido de un beat viejo. Llegué a mi casa y me metí a Google. Lo busqué para mezclar, porque no andaba en búsqueda de productor: quería probarme que podía hacerlo sola.
Es curiosa esa fijación con los Beastie Boys. Ahora también incluye a un rapero en su gira.
Sí. Tengo a mi amigo de The Delta Dirty Blues, Gregg Foreman y al rapero Addiquit en la banda con que vamos para allá. También a Nico Turner en percusiones, la baterista Alianna Kalaba y Adeline Fargier en guitarra. Y tengo al sonidista de Kanye West. No voy a ahondar mucho en eso. Sólo diré que es una bonita familia.
Como anécdota, en su canción Ruin, usted menciona a Chile, entre un listado de países. ¿Por alguna razón en especial?
Estaba rimando y gritando, rapeando. Pensando sobre ciudades a las que amo y eso nada más. Chile salió de mi boca.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.