CDE se querella contra pastor por ataque a funcionaria
<P>El Ministerio Público investiga la denuncia por amenazas que fue presentada contra el obispo Roberto Cid Castro (44).</P>
Los ánimos estaban agitados y una orden para abandonar el hall de acceso del Consejo de Defensa del Estado (CDE) bastó para gatillar un duro enfrentamiento entre el obispo de la iglesia evangélica "Impacto de Dios", Roberto Cid Castro (44), una treintena de fieles y funcionarios de esa repartición pública. Era cerca del mediodía del 13 de enero pasado, cuando el religioso ingresó al edificio de seis pisos ubicado en calle Agustinas.
Tras negarle una cita con la abogada María Inés Horvitz -quien elaboraba un informe sobre la eventual cancelación de la personalidad jurídica de su corporación- sucedió lo inesperado: "(Cid) tomó a viva fuerza las manos de Jacqueline Poch (funcionaria del CDE), y con ellas procedió a darse golpes en el rostro (...) para simular una agresión", asegura la querella presentada en su contra el 12 de agosto pasado.
Esta denuncia fue rechazada ayer por Cid, quien dijo que "todo es una mentira (...) o no sé qué funcionaria pudo haber sido agredida, todo eso está grabado".
"¡Llueve oro!"
Pero este incidente no es el primero que se registra en la vida del carismático religioso que decidió, hace más de 15 años, colgar el overol de operario en un laboratorio para vestir un traje y un solideo color púrpura con los que dirige sus ceremonias.
En medio de un conflicto interno ocurrido en 2006, el hombre acusó a su hermana, Sandra Cid (pastora de la misma iglesia) de apropiarse de $ 300 millones provenientes de la cuenta de los diezmos.
En réplica, la mujer lo acusó públicamente de cometer actos impropios.
Pasó casi un año para que, en abril de 2007, los ojos de miles de escépticos se posaran nuevamente sobre el obispo que, eufórico, gritaba a sus fieles: "¡Llueve oro, recíbanlo!". En ese entonces decía ser capaz de llenar de metal precioso, hasta el cielo del templo ubicado en calle Coquimbo 1113, en Santiago centro. El impacto fue tal, que, según dice, desde el extranjero lo llamaron para contar su secreto.
Sin embargo, su ascendente carrera religiosa volvería a sufrir un traspié. Esta vez, una orden de desalojo emanada del 23° Juzgado Civil de Santiago, a raíz de una deuda que superaba los $ 36 millones por concepto de arriendos, llevó a que Carabineros lo sacara del lugar. En el registro del inmueble la policía encontró una escopeta artesanal calibre 12 y un machete, lo que derivó en el arresto de tres menores.
Uno de sus últimos enfrentamientos tuvo lugar la noche del 21 de abril pasado. En medio del paseo Bulnes, el obispo Cid junto a un grupo de fieles compartían de una prédica. La molestia de vecinos por la ceremonia callejera llevó a que Carabineros intentara frenar la ceremonia, lo que se tradujo en golpes y empujones que terminaron con el obispo y algunos seguidores arrestados.
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