César Aira: "Leo todo, busco al gran escritor que aparecerá tarde o temprano"

"¿A cuánto queda Cartagena de Santiago?", pregunta al teléfono César Aira. El escritor argentino aterriza mañana en Chile y está planeando una escapada a la costa. Viene con tiempo: invitado estelar a la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), pasará diez días en la ciudad, y entre mesas redondas, días de caza en librerías y conversaciones con amigos, el autor de Cómo me hice monja evalúa si aceptar una invitación del Museo de Artes Decorativas Villa Lucía o, lo que es lo mismo, la casa museo en Cartagena de Adolfo Couve, uno de sus escritores chilenos favoritos.

No todo será paseo. En la Filsa 2011, Aira participará en el Diálogo Narrativo Latinoamericano, que reunirá a 15 escritores de Argentina, México, Perú, Bolivia, Venezuela, Salvador y Chile. El autor de El congreso de literatura, y otras 60 novelas extravagantes y sorprendentes que lo han situado a la cabeza de la narrativa argentina actual, será algo así como la estrella del encuentro. El prefiere otro papel: "Ultimamente estoy siendo el más viejo en todas partes. Haré el papel de viejito aburrido", dice.

El gran escritor

Efectivamente, Aira, a sus 62 años, es el mayor en un grupo donde sobresalen, entre otros, jóvenes promesas latinoamericanas, como el mexicano Tryno Maldonado (34) y los argentinos Oliverio Coelho (34) y Patricio Pron (35). A favor de Aira están sus dudas: duda de una narrativa latinoamericana y, sobre todo, de las expectativas de la actualidad: "Hay escritores buenos, escritores malos y un montón de mediocres. Siempre es lo mismo. Un escritor bueno entre mil que no son buenos", dice.

En esta visita, cosa rara, Aira no trae libros nuevos. El último que publicó, El mármol, está en sólo algunas librerías de Santiago. Esta vez viene a hablar. Estará presente en dos actividades en la Filsa: mañana, a las 19 horas, sostendrá un diálogo con el chileno Sergio Missana, y el sábado 5 de noviembre, a las 19.30 horas, el mexicano Pablo Raphael y el chileno Arturo Fontaine.

Informalmente, vendrá a buscar lecturas. "Hay mucho para entretenerse en la literatura chilena", dice, y cuenta que la última vez que estuvo en Santiago, el año pasado, se llevó En busca del loro atrofiado, volumen de crónicas de Roberto Merino. "Me pareció extraordinario. Lo leí, lo releí, se lo di a amigos. De lo mejor que he leído en años", dice.

Antes, en los 90, Aira se encontró con los rarísimos diarios de Marcelo Matthey, que después de ser reeditados por Libros Que Leo (Sobre las cosas que me han pasado), será publicado en Argentina por el sello Mansalva: "He pasado 20 años tratando de entender el enigma Matthey. Ahora estoy tratando de armar un prólogo para el libro", dice.

En Argentina también encuentra. Menciona a dos jóvenes novelistas "muy experimentales", Pablo Katchadjian (1977) y Leandro Avalos Blacha (1980). Y sigue buscando: "Leo casi todo lo que sale. Siempre a la búsqueda del gran escritor que va a aparecer tarde o temprano".