Charles Chaplin llega al teatro local con adaptación de su película Luces de la Ciudad
<P>El 5 de octubre se estrena en Mori Parque Arauco el montaje dirigido por Marco Espinoza (<I>Piaf</I>).</P>
Sombrero bombín, cara blanca y bigotito oscuro. Sin eso, Chaplin es irreconocible. Con eso, casi cualquiera podría verse como él. Pero de ahí a pretender ser Chaplin, es otra cosa. Y ser específicamente el de Luces de la ciudad (1931), eso es el próximo estreno de Mori Parque Arauco.
El 5 de octubre debuta Chaplin: Luces de la ciudad. En la obra, Gonzalo Muñoz Lerner (Cabaret) interpreta el clásico personaje de vagabundo de esta película de 1931. El actor se viste como él, se maquilla como él y calla como él, porque este montaje, al igual que el filme, es mudo. De su base cinematográfica toma además la estética en blanco y negro, los intertextos que se integran como proyecciones y la música, interpretada en vivo por Martín de la Parra (Piaf) al piano, tal como si fuera una proyección en los años 20.
El argumento se mantiene. Un vagabundo se enamora de una vendedora de flores ciega que lo confunde con un millonario. Por ayudarla, se mete en problemas y hasta lo toman preso, injustamente. La historia fue tomada al pie de la imagen por Soledad Lagos, quien se encargó de la adaptación (cuadro a cuadro).
El bigote está alto. La cinta es una de las más conocidas de Chaplin, Orson Welles decía que era su película favorita y según la AFI (American Film Institut) es la mejor comedia romántica de la historia. El equipo tras este desafío es el mismo de Piaf. Nuevamente la idea es de la empresa Cultura Capital, la adaptación de Lagos y la dirección de Marco Espinoza (Los cuerpos perdidos).
"Seguramente Chaplin pensaría que su película es superior. Yo creo que su película es otra cosa", dice Espinoza. La primera diferencia entre la cinta y la obra es evidente, esto no es cine. Y esa ha sido la mayor dificultad según el director, la de encontrar la forma de emocionar sin contar con la ayuda de los planos fílmicos. Siguiendo con lo evidente, no son los mismos actores. Además de Muñoz Lerner está Dayana Amigo (Casada con hijos) como la vendedora de flores, María Gracia Omegna (Joven y alocada) como la abuela y otros tres actores.
Para prepararse, el elenco ha recibido entrenamiento de teatro corporal y pantomima que les ayuda a enfrentar una obra en la que no dicen palabra. Además, el equipo estudió la vida de Chaplin y vio sus películas. De ahí salieron dos escenas que se incluyen en el montaje, una de La quimera del oro (1925) y otra de El pibe (1921), y algunos personajes secundarios que se repiten en su filmografía y que también se agregaron a la obra. Porque más que Luces de la ciudad, lo que gravita aquí es Chaplin mismo, de ahí que antepusieran su apellido en el título de la obra.
El objetivo es que el espectador se sienta frente a Chaplin y que su presencia despierte, tal como el original lo hizo en sus películas, una risa crítica y lúcida sobre su momento. En este caso, según dice Espinoza, "llevar al teatro esta película permite hacer prevalecer ciertos valores que en Chaplin están presentes. A pesar de que ya han pasado casi 100 años desde el estreno de la cinta, las condiciones de las relaciones humanas no se han modificado mucho. Hoy ser buena persona es pecar de ingenuo. Y de tan ingenuo queda por estúpido. La alienación o el desapego del ser humano con su bondad es un tema trascendente, ese es el tema fundamental de este montaje".
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