Chilena en epicentro del terremoto logra encontrar a su hijo tras dos días de búsqueda
<P>Cancillería informó que tres compatriotas aún no han sido ubicados en la ciudad de Sendai.</P>
Tres chilenos que se hallaban en Sendai al momento del tsunami no habían sido ubicados hasta ayer por la Cancillería. Otros tres ya fueron contactados y se encuentran en "perfectas condiciones", según informó el canciller Alfredo Moreno.
Ayer, la Cancillería rectificó la lista de chilenos residentes en Sendai y elevó la cifra a seis. De ellos, dos se hallaban en Chile al momento del sismo y una, Sandra Medina Salles, fue contactada en las últimas horas.
Su hermana, Elena Tarifa contó que Sandra vive en Sendai hace 11 años junto a su hijo Takashi, de 10. El único contacto que logró tener con tu familia fue a través de un email donde detalló: "Dios es muy grande. Estuve muy cerca de la muerte, a mi alrededor murió mucha gente. El tsunami arrasó por la ciudad. Hay incendios por todas partes, todavía no veo a Takashi, pero se que huyó a la montaña".
Tras ello, Sandra no supo del paradero de Takashi hasta ayer, dos días después de ocurrida la tragedia, debido a que la hora en que sucedió el terremoto, su hijo se encontraba en el colegio.
Según contó Elena, en Japón existe un plan de evacuación, donde se estipula el lugar donde serán trasladados los menores en la eventualidad de un tsunami."El niño estaba en la escuela y ella sabía que en caso del terremoto iría a tal refugio. Pero lo que ella no sabía era si efectivamente el niño estaba allá", aclara Tarifa.
Luego de un largo recorrido, Sandra logró llegar al refugio donde fue trasladado su hijo, lugar donde ambos permanecen hasta hoy.
Ahora la intención de su familia es traerla de vuelta al país. "Por un tiempo, por último, porque este tema de la radiación a nosotros nos preocupa", contó Elena a La Tercera.
La unidad de crisis de la Cancillería ha recibido 80 solicitudes para ubicar a chilenos en Japón. De ellas, 56 fueron resueltas y restan otras 24.
Testimonios de chilenos
El terremoto de Japón sorprendió a los chilenos en sus actividades más cotidianas. De sus relatos se desprende la forma en que la comunidad asume la crisis.
"Estaba en clases en la universidad. A una persona en el laboratorio le llegó un mensaje al celular, bastante rápido, como una alerta y nos dijo 'va a temblar ahora'. Ahí comenzó todo", relata desde Tokio la chilena Juliette Marín (24).
La estudiante de Ingeniería Sísmica añade que sorprende la calma de las personas. "Es impresionante, porque no hay caos. Todo el mundo está tranquilo, aun cuando tengan que esperar horas en las estaciones de metro", añade Marín.
Terremoto en el tren
Sebastián Aitken (30), chileno, pasó el terremoto en el recorrido usual que realiza en el tren rápido para viajar entre el trabajo y su casa.
"Venía de mi trabajo en Yokohama, que está ubicada a 15 minutos de Tokio. Venía en un tren expreso y repentinamente paró. Se empezó a mover todo y el terror devoró la situación. La gente gritaba y corría. Estuvimos encerrados una hora y media, porque no podíamos salir siquiera por las puertas de emergencia. Luego llegó la policía, que puso escaleras y nos ayudó a evacuar", dice Aitken.
El licenciado relata que en su zona los servicios básicos respondieron favorablemente, pero que ahora, para ahorrar energía, se realizaran cortes programados del suministro eléctrico, los que se extenderán durante tres horas. "Nos están diciendo que tenemos que consumir el mínimo de energía", aclara.
En cuanto al abastecimiento, Aitken cuenta que la leche y el agua han escaseado, porque la gente asegura suministros en caso de nuevas emergencias. "Pero no se ha llegado a la desesperación, toda la gente ha comprado con normalidad", explica.
Orden y ayuda
"Los supermercados pensaron cerrar, pero al ver la situación, abrieron. Los japoneses compran y pagan sus cosas, no roban. Aquí toda la gente trata de ayudarse, no roba y tampoco ha sucedido lo de Chile (saqueos)", cuenta Silvia Barrios (63), desde Kioto.
La profesora de español relata que los militares están auxiliando a los damnificados de los pueblos más dañados y a la gente de más edad que ha sufrido pérdidas materiales y humanas.
Los esfuerzos, relata, se concentran en las áreas arrasadas por las olas. "Algunos lograron subir a lugares en altura y otra gente, que no hizo caso de la alarma, fue arrastrada por la ola", señala Barrios.
La profesora añade que la mayor preocupación está centrada en la evolución del estado de la base nuclear. "El gobierno hizo que la gente evacuara un radio de 20 km y que había 100 personas que habían recibido radiactividad y que se encuentran en el hospital", sostuvo.
Búsqueda de familiares
Kimi Olate (22) se encontraba junto a su esposo haciendo trámites cuando comenzó el sismo. Estaban en Aichi, a unos 200 km de Tokio, cuando las alarmas les indicaron que algo ocurriría. "Estábamos en un piso 17 y fue terrible, porque los ventanales casi explotaron. Estaba lleno de gente. Salimos y a 20 metros se caían las casas más antiguas, las calles se agrietaban", contó. Lo más difícil, agregó, fue ubicar a sus familiares. "Mi mamá y mis hermanos están bien, en un albergue. Un primo que estaba en Chiba se salvó del tsunami porque alcanzó a subirse a un edificio. Pero todavía nos falta saber de primos y tíos", contó la chilena desde Japón.
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