Cilia Flores, la esposa y aliada política del Presidente




"No será la Primera Dama, porque ese es un concepto de la alta alcurnia. (…) A ella no le quedan bien los copetes, le queda bien su peinado libre y suave. Nació en un rancho con piso de tierra, en el barrio Boquerón (de Caracas). (...) Será la compañera de vida y la esposa del Presidente de la República. Yo le he dicho a ella que no va a ser primera dama, que se prepare para ser la primera combatiente de la Patria, la primera patriota, la primera socialista, la primera mujer del pueblo en los barrios, en las calles".

Así aclaró Nicolás Maduro el pasado 11 de marzo, al inscribir su candidatura presidencial, el rol que tendrá a partir de ahora su esposa, Cilia Flores, quien no sólo es su pareja, sino una importante aliada política, que fue chavista mucho antes de que existiera el chavismo y que se ha convertido en una de las mujeres más poderosas de la Venezuela actual.

Con 60 años -nueve más que su esposo, con quien no tiene hijos en común- y abogada de profesión, Flores fue una de las personas más cercanas a Hugo Chávez. No por nada fue diputada, presidenta de la Asamblea Nacional (Parlamento) y procuradora general de la República, cargo que ocupó hasta el 11 de marzo para asumir la secretaría ejecutiva de la campaña oficialista de Maduro. Especialista en Derecho Penal, Flores logró el indulto presidencial que liberó a Chávez y al grupo de militares que fueron encarcelados tras el fallido golpe de Estado de 1992. Fue en esos años, en el ir y venir hasta la prisión de Chávez que Flores conoció a Maduro. Iniciaron su relación amorosa y se casaron en 1994. Durante ese tiempo, la abogada acompañó a las distintas agrupaciones políticas que creó el ex militar hasta su llegada al poder, en 1999.

Junto a Maduro, Flores no sólo mostró lealtad a Chávez, sino que también cultivó devoción por el fallecido líder religioso hindú Sai Baba, a quien conoció en uno de sus viajes a India. En 1998, la abogada ganó su primer escaño. Dos años más tarde se puso al frente del bloque oficialista en el Parlamento. En 2006, llegó a la presidencia de la Asamblea Nacional (AN) para llenar la vacante dejada por Maduro, que había sido designado canciller. Su paso por la presidencia del Legislativo estuvo marcada por la polémica, como cuando cerró temporalmente la sala de prensa y cuando fue acusada de nepotismo por una diputada opositora.

En 2010, la abogada fue reelecta como diputada y fue designada por Chávez como jefa política del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En 2012, Chávez la nombró procuradora general.

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