Cinco décadas después vuelve Los Invasores, el conflicto de clases según Egon Wolff
<P>La obra, estrenada originalmente en 1963, estará desde el 5 de abril en el GAM.</P>
En 1963, la presión social estaba aumentando en Chile. La influencia de la Revolución Cubana hacía ver factible un cambio de orden y el temor y la esperanza se repartían en partes iguales entre los ciudadanos. En ese clima, Egon Wolff planteó Los invasores como una pesadilla premonitoria. "Los del otro lado del río", seres empobrecidos y hambrientos, llegaban a la casa de un acaudalado empresario para apoderarse de sus bienes.
"Fue escrita y dada en una época en que los espíritus estaban muy alterados", recuerda hoy Wolff, de 86 años, el dramaturgo más social de la llamada Generación del 50. "Se podía producir un cambio drástico de las reglas del juego", cuenta sobre el montaje que causó polémica en esos años y que fue dirigido por Víctor Jara, con Tennyson Ferrada y Bélgica Castro en su elenco.
Hoy, la realidad permite vasos comunicantes con aquellos años. Las demandas estudiantiles, el conflicto en Aysén o el caso La Polar han canalizado un malestar ambiental que pide cambios en el sistema como en esos años, aunque más enfocado a las desigualdades sociales.
Así lo advierten los responsables de este montaje, el primero que revive el clásico texto de Wolff, una de las obras relevantes del teatro chileno del siglo XX, que vuelve a escena en el GAM el 5 de abril.
"Creo que la realidad entre ricos y pobres no ha cambiado mucho desde esa época", dice Willy Semler, quien encarna a Lucas Meyer, el atribulado empresario acechado por estos invasores. "Hay muy poca gente que gana mucho dinero y mucha gente que se las tiene que arreglar para subsistir. Y en ese conflicto, la obra de alguna forma propone un 'conversemos', esa es su premisa", cuenta.
Más radical, el director Pablo Casals lo resume así: "La gente que no tiene sus necesidades cubiertas, sale a la calle. Hay pena y rabia, pero también tristeza. Y la obra es muy actual en ese escenario", cuenta.
Libertad y temor
Lucas Meyer y su esposa Pietá (Semler y Berta Lasala) regresan de una fiesta. Están algo ebrios, pero transmiten satisfacción por su modo de vida. "¿Qué significa ser ricos? Libertad, 12 horas para bañarse y en la noche, perfume", responde la mujer. Pero el temor está en el aire. Sombras se agazapan cerca de la casa. "¿No es ese el pánico del día? ¿No llegó a ti ese rumor estúpido", inquiere Pietá.
El rumor cobra cuerpo en China (Rodrigo Soto), un "invasor" inteligente y ladino, quien cuestiona éticamente a Meyer por su riqueza. Este lo apunta con un arma, pero China responde: "No hay venganza. Sólo una gran calma al acecho".
El elenco lo completan Monserrat Estévez, Andrea Velasco, Matías Jordán y José Tomás Guzmán. Con la puesta en escena de Los invasores se cierra el homenaje al dramaturgo que comenzó el año pasado, Egon Wolff: 50 años, un proyecto Bicentenario que incluyó el montaje Háblame de Laura. Ahora exhibirá la segunda parte de sus acuarelas y la proyección -en la sala virtual del GAM- del documental sobre su vida que dirigió el cineasta Matías Stagnaro.
"Hoy siento que el conflicto es más caótico, mas anárquico", dice Wolff sobre el clima que recibe a la nueva versión. "Pero al final es la misma pregunta la que se hace", finaliza.
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