Claudia Pérez cuenta cómo se preparó para su debut como la nueva Negra Ester

<P>"Te regalo a la Negrita". Así le cedió Rosa Ramírez este icónico personaje del teatro popular chileno.</P>




Cuando en 1988 le preguntaron a Roberto Parra si Rosa Ramírez se parecía a la mujer que había conocido en un prostíbulo de San Antonio, él respondió: "No importa eso. No importa si la Negra Ester era más grande o más pechugona: esta niña, esta actriz es la que queda y ella es la Negra Ester". Esa versión del personaje que Parra conoció en la obra creada por Andrés Pérez y el Gran Circo Teatro en base a sus décimas, permanecería casi 22 años en pie sobre los escenarios de Chile y el mundo.

En marzo de este año, Rosa Ramírez llamó por teléfono a Claudia Pérez para juntarse a hablar. Su relación era profesional: se conocieron hace tres años actuando en La casa de Bernarda Alba. Claudia Pérez pensó que le iba a pedir que hiciera un taller con el Gran Circo, pero lo que estaba por proponerle era más grande.

La sucesión se dio de forma poco glamorosa, familiar, al estilo de Rosa Ramírez y su compañía. Las actrices conversaban mientras ordenaban la casona de República 301, espacio semiderruido de 56 habitaciones que fue entregado al Gran Circo a cambio de los terrenos de Vicuña Mackenna. Mientras se arrastraba por el suelo buscando algún bártulo perdido bajo las graderías, Claudia escuchó que Rosa le decía: "Te regalo a la Negrita, ¿la quieres?". Ella no entendió, pensó que le ofrecía una galleta "negrita", creyó cualquier cosa, menos el real sentido de la pregunta. "Que si quieres a la Negra Ester, te la doy, llevo años buscando a quién dársela", insistió. Era imposible decir que no. Claudia Pérez, conocida por su trabajo en series de televisión como Los treinta o Montecristo, recibió un regalo de peso: la Negra Ester, fuerte y apasionada mujer de cejas marcadas, emblema del teatro popular chileno, quedaba a su cargo desde ese día.

Estos últimos meses, la actriz original se ha dedicado a imbuir a Claudia Pérez con el espíritu de su personaje y el tono de la obra. Este viernes debutará en el Teatro Municipal de Las Condes la nueva Negra Ester. "Esta forma de actuar es emocional, el gesto es exagerado, se pasa de la alegría a la pena más profunda en un segundo, no hay un proceso sicológico detrás", cuenta la sucesora.

¿Cómo se aprende a hacer de la Negra Ester?

La Rosa me recuerda el método constantemente. Yo soy súper teórica, le doy vueltas, busco subtextos, pero ella me para y me dice: "No lo intelectualices. Esto es lo que es, es orgánico, es amor. La Negra es súper simple. Cuando quiere, quiere, cuando tiene rabia, tiene rabia, y cuando tiene pena, tiene pena. Ella no dice que tiene pena y es otra cosa, estos personajes son lo que son". Y yo creo que por eso uno se enamora de estas mujeres que están solas y lo dicen, que no son prostitutas glamorosas, sino putas esforzadas de San Antonio.

¿Vas a usar el mismo vestuario de siempre?

Sí. Voy a usar exactamente el mismo vestido y accesorios que hasta ahora ha usado la Rosa. Además, estamos trabajando en el maquillaje y el pelo, tema importante en La Negra Ester, porque parte del espectáculo es ver cómo los personajes se maquillan frente a sus mesitas con luces.

¿Cómo se siente trabajar con el Gran Circo Teatro?

Es el grupo de trabajo más consecuente que he conocido. Van a las comunas y actúan gratis porque les nace. En la casa de República, los actores son como obreros, todos hacen de todo. Tú llegas y están comiendo juntos, luego suben, se ponen los trajes, y a los dos segundos están limpiando el baño. Yo sólo voy a estar en los montajes de La Negra Ester, no paso a integrar la compañía.

Todas las Negras

Años 40, puerto de San Antonio. Roberto Parra entra a tocar a la "casa de niñas" donde trabaja la Negra Ester. "Me dijo que no le gustaban los músicos de ninguna parte, pero que yo le parecía distinto. Me dijo que cante la última y yo voy y canto Escoria humana: De qué te sirve tu elegancia y tu hermosura, si has nacido destinada a ser basura, escoria humana de mujer perdida, que has nacido con el alma envilecida... 'Concha e' tu madre', me dijo. 'Después que hai comío y tomáo, te han pagao bien, venís a ofender a las mujeres. ¡Te mandaste a cambiar no más! Y tuve que salir corriendo de ahí". Parra tradujo esta historia de amor frustrado a unas décimas que marcarían el teatro chileno.

Cuando Andrés Pérez decidió llevar las décimas al teatro, reunió a su compañía y probó a cada actor con cada personaje. Así decidió que Rosa, su mujer, sería perfecta para hacer a la Negra, que Boris Quercia haría de Roberto y que Willy Sembler debía ser la Esperanza, por nombrar a algunos. El estreno fue en Puente Alto, el 9 de diciembre del 88. Desde ese día, el único personaje que nunca cambió de dueño fue la Negra Ester. "Es un tipo de mujer chilena, latina. Son mujeres, no diría simples sino sin complicaciones. Cuando está amando, lo manifiesta verdaderamente. Es una mujer que 'apechuga'. Sabe cómo ponerse a la altura de las circunstancias". Así la describía la propia Rosa Ramírez en El Siglo, en 1991.

Para Claudia Pérez, la fuerza es lo que une a la verdadera Negra, a Rosa Ramírez y a ella, la futura Negra Ester.

¿Qué tienen en común Rosa Ramírez y la Negra Ester?

La Negra la tiene que hacer una actriz con fuerza. No es una cabra chica. Es una mujer que sufre, llora, ama, y todo lo hace al ciento por ciento. Por ahí se me juntan la Rosa y la Negra. Pero la Rosa es mucho más de cabeza, más política, fuerte y encantadora a la vez.

¿Qué tan cercana te sientes a la obra?

La vi por primera vez cuando estaba en el colegio. Los actores eran como semidioses y alucinaba con cómo creaban mundos tan reales e irreales a la vez. Cuando entré a la universidad, entendí la técnica y los admiré mucho más. En total la he visto cinco veces, la última cuando llevé a mi hija a verla este verano. Siempre me ha encantado, porque me gusta el teatro chileno y el teatro que tiene mucha emoción y magia. No me gusta el teatro cool, ese del espacio vacío, natural y artaudiano. Para mí, el teatro es magia.

Frente a eso, ¿por qué sigue vigente La Negra Ester?

Porque habla del ser humano. Muestra un amor real, no tan romántico y muy aterrizado. Roberto se va porque sabe que nunca se casará con ella, y la Negra Ester decide quedarse con el hombre que le da más estabilidad.

¿Qué sensaciones priman a poco tiempo del estreno?

Lo que más pesa es el entusiasmo. Estoy concentrada en el trabajo, en que la obra sea lo que es. No quiero brillar más que el resto ni que todos hablen de mí. Quiero cumplir ese rol y que la gente vea a la Negra como la ha visto siempre. No aspiro a más, esa es mi gran meta.

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