Colette Capriles: "La oposición le debe mucho al mito de la Concertación chilena"
Sicóloga social, filósofa y escritora, Colette Capriles es una las comentaristas políticas más lúcidas de Venezuela. En su libro La máquina de impedir (2011) recopila sus crónicas políticas del 2004 al 2010, donde hace un análisis profundo y crítico de los problemas que agobian al venezolano. En conversación con La Tercera, esta profesora de Ciencias Sociales y Filosofía Política en la Universidad Simón Bolívar de Caracas analiza el fenómeno de la oposición en Venezuela.
Con una formación tan variopinta ¿Cómo ha podido la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) resolver sus diferencias y plantearse como una alternativa política para los venezolanos?
Aunque la MUD es una coalición de partidos cuyo papel es, efectivamente, orientar la acción política de la oposición al gobierno, primero de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, con el objetivo de constituirse en la alternativa política, las peculiaridades del sistema político instaurado por el chavismo la ha obligado a privilegiar sus capacidades de organización electoral sobre su capacidad de debate político. Dicho de otro modo, la MUD ha funcionado como una coalición electoral que, en cada elección, concurre unitariamente frente al bloque oficialista, con lo que no hay demasiados incentivos para discutir y ventilar las diferencias estratégicas o ideológicas. En un contexto de constantes elecciones en las que el desafío era crecer electoralmente, no había mucho espacio para la discusión doctrinaria o ideológica, y eso es algo que quizás ya está haciendo falta.
¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades de la MUD?
Su fortaleza ha sido poder coordinar una diversidad de fuerzas políticas consolidando la vía electoral, democrática y constitucional para el cambio político, reivindicando el papel de la política en la vida social (algo que el chavismo, con su discurso estalinista y el culto a la personalidad, no ha hecho). Las debilidades tienen que ver con eso mismo: los partidos que la componen no crecen orgánicamente, doctrinariamente, porque la constante actividad electoral privilegia el pragmatismo. Los partidos políticos venezolanos deben desarrollarse mucho más, definir políticas sectoriales más claras, formar mejor a sus dirigentes, y sobre todo modernizarse, abandonar las estructuras centralistas que siguen teniendo en muchos casos y ampliar su campo de acción.
¿El surgimiento de la MUD tiene alguna inspiración en el fenómeno de la Concertación en Chile?
La verdad es que creo que le debe mucho al mito de la Concertación. Bromas aparte, es evidente que se trata de fenómenos parecidos, aunque con muchas diferencias: los partidos chilenos no perdieron su institucionalidad, no venían de una disolución catastrófica como los venezolanos, y las condiciones generales de Chile son muy distintas a las venezolanas. Pero se trata de una experiencia entrañable que constantemente aparece como ejemplo. Quizás la diferencia mayor sea precisamente en que la mayor parte de la existencia de la MUD ha consistido en ser una coalición electoral, mientras que la Concertación chilena funcionó más bien como pacto institucional para asegurar la gobernabilidad. Esperemos que esto también ocurra pronto con la MUD.
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