Comedia para olvidar Guerra de papas
ecién estamos en la tercera semana de estrenos de lo que va de este año y bien podríamos anunciar que la postulante a peor comedia del año se ha estrenado: Guerra de papás, protagonizada por Will Ferrell y Mark Wahlberg, quienes unen fuerzas nuevamente después de la mucho mejor, aunque igual malograda, Policías de repuesto del 2010. La comedia de Ferrell siempre se ha caracterizado por ser alocada, atreverse a ir un poco más lejos de lo esperado y adentrarse en terrenos tan abiertamente absurdos que causan un real quiebre en lo que se había visto. Lo había demostrado en La Leyenda de Ron Burgundy, Hermanastros o Casa de mi padre, con mayor o menor éxito. Por eso sorprende que ahora esté detrás de esta ramplonería mayúscula, dueña de un humor que ya se sentía viejo en los 80 cuando Richard Pryor perdía el rumbo en sus comedias. Ferrell repite su personaje de tipo bonachón y algo despistado. Casado con una mujer con dos hijos de un matrimonio previo, los problemas empiezan cuando el ex marido (Wahlberg) reaparece y resulta ser la antítesis de Ferrell, además, quiere reconquistar el lugar perdido. Dirigida por Sean Anders (¿Quiénes son los Millers?), aquí se articula una comedia insípida, molesta y burda, que no levanta sonrisa. Repleta de situaciones gratuitas, secundarios desperdiciados (Thomas Haden Church podría haber sido desopilante) y chistes repetidos, posa además de ser una historia de entendimiento cuando no es más que una sucesión de gags algo crueles y fútiles en su intento de hacer reír.
de Sean Anders. Con Will Ferrell, Mark Wahlberg, Linda Cardellini. EEUU, 2015. 96 min.
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