Comida chatarra y envasada elevan riesgo de sufrir depresión
<P>Estudio establece que las personas que privilegian los alimentos procesados -como frituras, dulces o conservas- tienen hasta un 58% más de posibilidades de sufrir depresión. La razón: generan un efecto inflamatorio que repercute en los circuitos neuronales y carecen de antioxidantes y nutrientes que actúan como protectores contra la enfermedad. </P>
Consumir frutas, verduras y pescados no sólo puede ayudarlo a prevenir enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrales, sino también resguardar su salud emocional.
Según un estudio del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública del University College London, en Inglaterra, aquellas personas que tienen dietas en las que prevalecen los productos elaborados, con alto contenido de grasas, azúcar y sal, muestran más riesgo de sufrir depresión que aquellas que optan por comer más verduras y frutas.
Los investigadores examinaron la asociación entre patrones alimentarios y el comportamiento depresivo, para lo cual analizaron la dieta de 3.486 participantes con una edad promedio de 55 años. Según sus preferencias en alimentos fueron divididos en dos grupos. Uno, con una alimentación que los expertos llamaron completa (que incluía verduras, frutas y pescado) y otros, con una dieta de alimentos procesados, donde predominan los postres, frituras, carnes procesadas, conservas y productos lácteos altos en grasa. Luego de cinco años comprobaron que aquellos que consumían más alimentos de la llamada dieta completa mostraban bajas probabilidades de depresión (26%). Al contrario, aquellos con un alto consumo de comida chatarra y envasada presentaban un riesgo de padecerla de un 58%.
Estado de ánimo
El estudio, publicado en el British Journal of Psychiatry, concluye que un alto patrón de alimentos procesados es un factor que eleva la posibilidad de depresión a futuro, ya que a diferencia de las frutas y verduras, éstos tienen baja presencia de antioxidantes, vitaminas y nutrientes, que actúan como agentes protectores contra la enfermedad.
Archana Singh-Manoux, principal autor del estudio, establece que este efecto se produciría por la acción combinada en el consumo de diferentes nutrientes, más que el efecto de un solo nutriente presente en dietas que sólo aportan grasa.
No sólo eso. Los expertos sostienen que otra explicación está en que las dietas ricas en calorías tienen un efecto inflamatorio, que puede repercutir en los circuitos cerebrales.
Estudios anteriores también establecen un nexo entre comida y depresión, como el publicado en Archives of General Psychiatry -en octubre pasado-, que indica que la dieta mediterránea reduce la depresión hasta en un 50%. La presencia del aceite de oliva, que otorga grasas omega 3, ácido fólico y vitaminas del grupo B, influiría en las membranas de las células nerviosas y optimizaría el funcionamiento de la serotonina, neurotransmisor relacionado con la depresión.
Además, los ácidos grasos del pescado también favorecen el funcionamiento del sistema nervioso central, mientras frutas y verduras entregan ácido fólico y las vitaminas B12 y B6, y ayudan en la síntesis de la metionina, implicadas también en el funcionamiento del sistema nervioso central.
Sensación de bienestar
Dennise Montt, sicóloga experta en obesidad del Hospital Clínico de la U. de Chile, dice que el llevar una dieta saludable también tiene un impacto en la estabilidad emocional. "Comer sano tiene un efecto positivo por la vivencia de estar haciendo algo para estar mejor, de estar cuidándose, lo cual además es valorado positivamente a nivel social". Ese refuerzo puede ser un factor protector que previene los estados depresivos.
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