Cómo se graba la primera teleserie nocturna de Canal 13
<P>Dos meses suma la grabación de <I>Peleles</I>, la producción que debuta el martes y que inaugura el género en el prime para la televisora.</P>
La escena se interrumpe abruptamente y una voz severa, como venida del alto cielo, se apodera del Estudio 9, de Canal 13, con el claro propósito de poner orden en la sala. "Miren, cabros, si la idea es pasarla bien, entonces hagan un asado y, si quieren, nos invitan. Pero ahora, como estamos atrasados en dos tomas, y ya son las seis de la tarde, los invito a ser profesionales, concentrarse y terminar esto de una vez. ¿Les parece?".
Los "Peleles" se miran las caras como niños que acaban de romper un vidrio de un pelotazo, y aguantan calladitos el tirón de orejas de Roberto Rebolledo, uno de los dos directores (junto a León Errázuriz) que supervisan la grabación de la primera nocturna de Canal 13 y que se estrena este martes, a las 22.15 horas.
La escena sigue en esta recreación de un café con piernas del centro de Santiago y que, para efectos del guión, funciona como sala de reunión de los antihéroes. Finalmente, y en tiempo récord, la pega está hecha. Pero no pasa mucho tiempo antes de que Daniel Alcaíno, el que hace de Patricio Carmona, retome el clima de relajo y tallas cruzadas con una hilarante: "Ya, Claudito (Arredondo), estamos listos, partiste a comprar el carbón".
La de Rebolledo fue una parada de carros necesaria para un equipo que viene trabajando desde el 2 de mayo y que, ese martes, había partido a las nueve de la mañana con las tomas del "Vanella Café". Pero es también la prueba más anecdótica del ambiente que ronda las grabaciones de Peleles. "Desde el comienzo, cuando empezamos a leer el guión, empezamos a echar la talla y a crear complicidad", confiesa Claudio Arredondo, un "recién llegado" a Canal 13 (estuvo 20 años trabajando en TVN), y que, por lo mismo, es el blanco favorito de las bromas de Alcaíno, por lejos, el bufón del lote.
Y no es casual: esta banda de chilenos medios convertidos en fortuitos asaltantes (después de ser despedidos de la empresa en que trabajaban) calza a la perfección con los actores que los interpretan: el serio Felipe Tagle (Cristián Campos), el tímido Fabián Pizarro (Néstor Cantillana), el atribulado Alberto Jara (Claudio Arredondo) y el empeñoso Ignacio Jara (Mario Horton). "Fue un éxito del casting y del guión", cuenta Rebolledo, ya más calmo y muerto de risa con la anécdota del reto, alimentando la tesis favorita del equipo: que esta es una teleserie realista y la cara de un nuevo estilo de hacer las cosas en Canal 13.
"Hay un esfuerzo por que los personajes sean transversales, de distintos grupos socioeconómicos, y que logren identificar al espectador", explica Alberto Geisswein, director del Area de Ficción del canal, y que prefiere no entrar en detalles de presupuestos ni expectativas de rating: "Eso lo decidirá el público".
"¡Mira, el Bodenhöfer!". "No, tonta, es el Campos". "Ah, ese, ¡el pelele!". Son las nueve de la mañana de un jueves agitado y la vieja fachada del negocio de ropa usada, que está en un pasaje de calle San Martín, entre Catedral y Compañía, tiene algo raro. Ahora está pintado de azul y es el Vanella Café, y los Peleles están en pleno grabando la escena en que Alcaíno, cada vez más empoderado como Carmona, llega en un aparatoso cuatro por cuatro para sorprender a sus colegas.
La gente se agolpa para ver "a los de la tele", y los de la tele piden café y se lamentan del frío y cantan "somos los Toppins" cuando se equivocan. Están grabando con la primera unidad, uno de los dos equipos que documenta el trabajo de un elenco de 23 actores, y que tiene varias locaciones repartidas en la ciudad: barrio Franklin, un peaje del Cajón del Maipo y esta esquina en el centro.
Esta vez, no son los actores los que se desconcentran: un quinceañero asoma medio cuerpo desde la ventana de un Transantiago para interrumpir la escena con un estridente: "¿Qué pasa, Peleleeeees?". Corte, risas y el mejor cálculo en la previa: "El nombre ya pegó, la gente nos reconoce. ¿Hace cuánto tiempo que una teleserie del 13 no salía a la calle?", se pregunta Rebolledo, antes de ponerse los audífonos y volver al laburo.
El guión de Rodrigo Cuevas, lo dicen todos, se lee solo y apunta a la problemática del chileno endeudado y tironeado por medio mundo. "Se ha instalado erróneamente la idea de que las nocturnas son pura piel y chuchadas", dice Arredondo, "pero Peleles tiene que ver más con la temática adulta y realista para un horario nocturno". "Corte", lanza el director y los "Peleles" preguntan "qué hay de almuerzo". "Asado", dice uno y la deja botando. "¡Que no se enoje el jefe!".b
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